Cristianos católicos de la ciudad de Ahuachapán, en el occidente del país, manifestaron su consternación por la muerte del máximo jerarca de la Iglesia católica, de quien dijeron era un hombre santo elegido por Dios.

Después de conocer la muerte del Sumo Pontífice, iglesias de la localidad comenzaron a repicar las campanas para dar a conocer la mala nueva.

“Su muerte es algo esperado, el Señor ya lo tiene en el cielo. Como feligreses, le guardamos mucho aprecio, y nos duele que se nos haya ido”, dijo Francisco Trigueros.

Manuel Antonio Menéndez, quien se encontraba arrodillado en la parroquia El Calvario, encomendó a Dios el alma de Juan Pablo II con una oración.

“Él nos bendijo por 26 años, Dios lo ungió para ser nuestro guía, y hoy nos lo quita para tenerlo en su gloria”, comentó.

A no menos de un kilómetro de El Calvario, más fieles se acercaban a la iglesia de Guadalupe, en este lugar había oraciones.

Con lágrimas en sus ojos y empuñando un rosario, María Enma Salinas dijo sentirse muy triste por la ida del Santo Padre.

“Rezamos y le pedimos al Señor que descanse en paz. Él oró por todo el mundo, y hoy nos toca a nosotros orar por este hombre santo”, dijo acongojada.

La ausencia

Por su parte, el párroco de la iglesia Nuestra Señora de la Asunción, dijo que como sacerdote y miembro de la Iglesia siente ya la ausencia del Papa.

Explicó que estuvieron pendientes a través de los medios de comunicación de la salud del pontífice al tiempo que consideró que todo lo que él hizo en la Iglesia es una semilla que germinará y dará fruto, no solo en lo espiritual, sino en lo político y cultural.

“Él fue una persona clave en la transformación de este nuevo milenio. Se le va a extrañar. Y como Iglesia, pediremos por él”, indicó el líder católico.