Roma se prepara para funeral Las autoridades de Roma esperan estos días en la ciudad a más de 2 millones de peregrinos, y se calcula que cerca de 750 mil de ellos podrán desfilar ante el féretro de Juan Pablo II, que estará expuesto por lo menos durante tres días en la basílica de San Pedro. |
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Aunque la decisión oficial debe tomarse a las 10 de la mañana de hoy lunes, se da por hecho en el Vaticano que será desde las 5 de esta tarde (hora romana, 1 de la mañana en El Salvador) cuando las puertas de la basílica de San Pedro, cerradas tras la confirmación de la muerte de Karol Wojtyla, se abran de nuevo para que dé comienzo la capilla ardiente, que se prolongará por tres días ininterrumpidos. Dentro, los soldados de la Guardia Suiza son los encargados de custodiar el cadáver del Papa en la basílica de San Pedro, adonde será trasladado el cuerpo de Juan Pablo II desde la Sala Clementina del Palacio Apostólico. El pontífice es velado después de su muerte por cardenales y autoridades en las dependencias del Palacio Vaticano, desde donde se le traslada a la vecina basílica de San Pedro para que los fieles le rindan el último tributo. En la basílica, verán el catafalco papal flanqueado por la Guardia Suiza, el denominado ejército más pequeño del mundo y el único cuerpo militar que existe en el Vaticano tras la reforma introducida por Pablo VI en 1970. La Guardia Suiza fue fundada por el papa Julio II en los primeros años del siglo XVI, cuando el pontífice pidió a los nobles suizos soldados para su protección que, comandados por el capitán Kaspar von Silenem, llegaron a Roma el 21 de enero de 1506, fecha considerada como el nacimiento de la Guardia Suiza Pontificia, como oficialmente se la denomina. Ejército particular, similar al que existía en la época en otros países de Europa, este es el único que sobrevive en la actualidad. Lo que vendrá La asamblea de cardenales aún no decide la fecha del funeral, aunque las reglas impuestas por el mismo Juan Pablo II indican que deberá realizarse a más tardar siete días después de la muerte del Pontífice, es decir, el viernes. Los purpurados decidirán hoy sobre el tema. Mientras eso sucede, la céntrica plaza de San Pedro, probablemente el lugar más fotografiado en los últimos días, sigue abarrotada a cualquier hora. En medio de la Babel de idiomas en que se ha convertido San Pedro, el español sonó por primera vez, aunque fuera unos instantes, con más fuerza que el italiano. “Juan Pablo, amigo, Perú está contigo”, coreaban una docena de rostros andinos. No muy lejos, mexicanos de diferentes lugares se habían ido reuniendo e intercambiaban impresiones para la cámara de Televisa. “Es como si aún estuviera aquí”, decía unos metros alejado de sus compatriotas Fernando Martínez, un asistente social que trabaja en Roma, “así de fuerte es el entusiasmo que nos deja”. El último recuerdo Visto desde el Vaticano, aun desde los 800 metros cuadrados de plaza, su único espacio de acceso no restringido, el difunto Papa no tiene críticos. Apenas algunos que exigen más atención a sus respectivas regiones, y se ilusionan con la posibilidad de tener un asiático o latinoamericano en el trono de San Pedro. Por lo demás, los presentes en San Pedro evitan los temas escabrosos y, en su mayoría, rechazan el apelativo de conservador que tradicionalmente acompañó a Karol Wojtyla. Aquí, para todos, ya es Juan Pablo II, "el grande".
¿Roma o Cracovia? ¿Dónde descansará Juan Pablo II? Hasta que los cardenales no lean el testamento del pontífice, no se sabrá dónde será sepultado su cuerpo. Desde horas antes de la muerte del Papa, las dudas sobre su posible voluntad explícita de ser enterrado en Polonia mantienen a parte de la Iglesia en vilo. Lo anticipó el sábado el rotativo La Repubblica y ayer era asiduo tema de conversación entre los presentes en las inmediaciones del Vaticano, especialmente entre los fieles polacos: la posibilidad de que Juan Pablo II haya solicitado antes de morir que su cuerpo descanse finalmente en la catedral de Cracovia, en Polonia, en lugar de la cripta de la Basílica de San Pedro, donde yacen otros 147 pontífices. Todos queremos verle de nuevo en Polonia, confiesa Beata, una joven polaca de 31 años, parte de los centenares de compatriotas de Wojtyla que han acudido en las últimas horas al Vaticano. Espero que regrese a casa, dice. Mientras el posible documento escrito se conoce, los periódicos italianos siguen alimentando la hipótesis de que, en vez del lugar dejado libre recientemente bajo el baldaquino de San Pedro por el traslado de los restos de Juan XXIII, Juan Pablo podría haber elegido para sí mismo el templo en el que dio su primera misa, en el que fue ordenado obispo y del que fue arzobispo desde 1963 a 1967. Ayer, incluso circulaban versiones de que el cuerpo del Papa podría permanecer en Roma y su corazón extraído en una urna, en Cracovia. Solo se sabrá cuando los cardenales lean el testamento de Juan Pablo II.
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