Polacos ven la partida de un hijo y un amigo mundo@laprensa.com.sv Miles de personas se movilizaron a las iglesias para rendir tributo a su amado compatriota, y a quien Polonia atribuye el fin del régimen comunista en ese país. |
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Las sirenas ulularon y las campanas de las iglesias doblaron mientras los dolientes polacos lloraron ayer a su amado compatriota Juan Pablo II. Las iglesias de Varsovia estaban repletas de multitudes de fieles y miles de peregrinos que acudieron a una misa en la Catedral Santa Ana de Varsovia. Ante la falta de espacio, otros miles permanecieron parados afuera, mirando la ceremonia religiosa a través de una pantalla gigante de televisión. Banderas polacas atadas con cintas negras flameaban en toda la ciudad, y las sirenas sonaron al mediodía, anunciando que comenzaban los servicios especiales. Por la tarde, las personas recordaron al Papa en la plaza Pilsudski de Varsovia con una misa al aire libre. Los polacos recuerdan especialmente la prédica en ese lugar el 2 de junio de 1979. En ese entonces, cuando Polonia era comunista, Juan Pablo II rezó con voz clara y fuerte: “¡Que tu Espíritu venga y renueve la faz de la tierra —esta tierra—!”. Hubo un silencio de unos pocos segundos, y luego la multitud estalló en un fuerte aplauso. Muchos creen que sus palabras fueron la chispa que llevó un año después a la fundación del sindicato Solidaridad y más tarde al fin pacífico del régimen comunista. Es que si bien los católicos de todo el mundo perdieron a su líder espiritual, los polacos lloran a Juan Pablo II como si se tratara de un padre. Para ellos, Karol Wojtyla, de Wadowice, era el querido arzobispo de Cracovia, amigo y ejemplo. “Hemos quedado huérfanos”, declaró Jaroslaw Sikorski, de 24 años. “Eso significa que tenemos que ser fuertes.” Dos emblemas Wadowice, la ciudad natal de Juan Pablo II, y Cracovia, donde vivió Karol Wojtyla, se han transformado en santuarios y sitios de peregrinaje para los polacos que rezan por el alma de su hijo preferido, considerado ya un santo en Polonia. Desde el viernes los peregrinos asisten a la basílica de Nuestra Señora de Wadowice y, justo al lado, a la casa donde nació el Papa, decorada con decenas de velas. En Cracovia, las personas también dejaron flores, colocaron velas y se pararon en silencio contemplando la ventana de su vieja residencia oficial, donde el Papa aparecía durante sus visitas a Polonia. Cuando durante su última visita, en agosto de 2002, subió con dificultad al avión en la ciudad de su obispado en Cracovia, cientos clamaron: “¡Quédate con nosotros!”. “Si Dios quiere”, respondió el Papa, envejecido y enfermo. Muchos tenían la esperanza de que volviera a Polonia. Sin embargo, fue una despedida para siempre. |