COMERCIO PAPAL. Comerciantes informales pregonan la venta de imágenes de Su Santidad Juan Pablo II, las cuales están siendo comercializadas en el centro de San Salvador.
Rostro del pontífice invade las calles del centro

Amadeo Cabrera
mundo@laprensa.com.sv

Comerciantes informales se instalan frente a los templos para tratar de sacar el día con la venta de recuerdos del Papa.


Imprimir esta nota Enviar esta nota Opinar sobre este tema


Los rostros de su santidad
Los templos católicos fueron ayer los principales centros en que los vendedores ambulantes se apostaron para vender a los fieles recuerdos inmortalizados de Juan Pablo II, muerto en horas de la tarde el pasado sábado.

Los afiches sacados al mercado reflejaban cuatro momentos de la vida del sucesor de San Pedro durante los 26 años que estuvo como máximo jerarca de la Iglesia católica.

Los momentos inmortalizados eran: Juan Pablo II besando un crucifijo, el Papa rezando a la par de un crucifijo, Su Santidad sosteniéndose el rostro y un rostro del Vicario de Cristo sonriente .

Los vendedores informarles se apostaron desde primeras horas en las entradas de las iglesias para aprovechar las misas dominicales que eran ofrecidas en el interior de los templos.

25

centavos de dólar valen los afiches .

15

dólares cuesta un busto de barro.

A ‘cora’ (25 centavos de dólar) el recuerdo del Papa. Vengan por él.” Alba Avilés grita a los transeúntes desde su puesto itinerante ubicado, ayer, a un costado de Catedral Metropolitana. La mujer, una vendedora informal, tenía un solo producto que ofrecer: estampas del fallecido Juan Pablo II.

Alba, de 30 años, inició la jornada a las 7:00 a.m.: llenó su venta con los 200 afiches que había comprado del Santo Padre y empezó a vocear el precio de salida, la “cora”. Al final de la jornada la esperan, en casa, como siempre, sus tres hijos.

No es que el mercado se mueva mucho, pero ella tampoco se queja. “La venta ha estado algo calmada, pero se ha vendido un poco”, comenta la mujer, mientras exhibe los póster en los que se aprecian cuatro momentos diferentes de la vida del jerarca de la Iglesia católica, quien dejó de existir en la Tierra el sábado anterior.

Alba no está sola. No podía estarlo. Sus colegas, los informales como ella, sabían que sería una buena oportunidad apostarse cerca de catedral: el templo estaría lleno como muy pocas veces.

Maribel Sigarán también vendía postales que inmortalizan diferentes momentos de la vida del sucesor de San Pedro.

“No ha estado tan mala la venta que se diga”, expresa la mujer, mientras invita a los fieles católicos a “llevarse por una ‘cora’ un recuerdo del papa Juan Pablo II”.

Los rostros del Santo Padre construidos a base de cerámica enriquecían la oferta. El precio de este “souvenir” iba desde los 5 hasta los 15 dólares. “Se pueden dejar en menos”, explica el hombre que los vende, otro inquilino temporal de los costados del templo mayor, quien se negó a identificarse.

Entre estos vendedores, decenas más se hallaban en el corazón de la capital salvadoreña, cerca de la cripta de catedral donde alguna vez oró Juan Pablo II por el alma de monseñor Óscar Arnulfo Romero.

Además de las fotos y póster de Alba y Maribel, y de los bustos de cerámica, la oferta incluía afiches y camisetas estampadas con el rostro del Papa peregrino.