El misterioso atentado contra Juan Pablo II mundo@laprensa.com.sv El turco Alí Agca dijo que actuó solo en 1981 cuando Juan Pablo II recibió dos disparos a quemarropa, pero Agca podría haber actuado con un grupo soviético que buscaba eliminar al primer Papa polaco. |
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Alí Agca abandonó Italia en 2000, donde había permanecido en prisión 19 años, llevándose el secreto de un atentado que nadie ha podido esclarecer por completo. Agca, de 46 años, encarcelado en estos momentos en una prisión turca, donde cumple una doble condena por el asesinato de un periodista en 1979 y por un atraco a mano armada, declaró en su país que los verdaderos instigadores del atentado contra Juan Pablo II se encuentran dentro del Vaticano. Agca, descrito hace poco como un verdadero precursor de los kamikazes del 11-S, se ha obstinado en enturbiar la evidencia y oscurecer las escasas pruebas que hubieran desentrañado la trama del suceso. El ataque El miércoles 13 de mayo de 1981, Alí Agca, armado con pistola, se destacó de la masa de fieles que vitoreaban al Papa en la plaza de San Pedro y disparó contra él cuatro tiros casi a quemarropa. Era día de audiencia general, y Karol Wojtyla, con poco más de dos años de pontificado a las espaldas, recorría la plaza a bordo del “papamóvil”. Solo dos de los disparos alcanzaron al Papa. Uno lo hirió levemente en un brazo; el otro, casi fatal, le perforó el abdomen y causó estragos en el organismo de Wojtyla, que requirió una intervención de cinco horas para recuperarse en un largo internamiento hospitalario. Desde entonces, su salud no volvió a ser la misma. Juan Pablo II perdonó a Agca varias veces, la primera de todas a los pocos días del atentado. La segunda, cuando acudió en persona a visitarlo a la cárcel romana de Rebibbia, en diciembre de 1983. Esclarecimiento Alí Agca fue condenado por este delito a cadena perpetua en julio de 1981. Durante todo el proceso intentó defender la tesis de que había actuado en solitario, dominado por una especie de esquizofrenia paranoica que lo llevó a creerse una especie de redentor del islam. Los policías que lo detuvieron encontraron en su bolsillo una carta de despedida, muy similar a la que le encontraron a Mohamed Ata, el kamikaze que dirigió los atentados del 11 de septiembre. “(...) Me arrodillo (…), leo algunos versículos del libro sagrado universal y rezo en voz alta diciendo: ‘Dios omnipotente, llévame hoy alparaíso’”. Agca no se suicidó, y a partir del juicio de apelación, celebrado en 1986, no dejó de embrollar a los investigadores. El periodista turco Ugur Mumcu fue el primero en hablar de la llamada pista búlgara, y Agca, que militaba con el grupo terrorista ultraderechista Lobos Grises desde su adolescencia, admitió en aquel juicio haber actuado como mero peón de una operación más amplia en la que figuraban varios ciudadanos búlgaros. ¿Mano soviética? La pista búlgara presuponía la existencia de un complot para eliminar a Juan Pablo II, primer Papa polaco y primer pontífice extranjero en más de 400 años, detrás del que apuntaba el servicio secreto soviético. La tesis tenía su lógica. Wojtyla había inflamado los ánimos políticos en Polonia, donde había sido acogido como un liberador en su primer viaje como Papa, en 1979. Los dirigentes comunistas europeos y los de la Unión Soviética vieron con horror lo que se les venía encima. ¿Cómo descartar que se recurriera a un atentado para eliminar semejante peligro? En el mismo proceso se descubrió que Agca no había actuado solo. Otro compatriota suyo, Oral Celik, tenía previsto intervenir en caso de fallar los disparos de su compañero. Sin embargo, nadie fue capaz de sustentar la tesis con pruebas convincentes. La salida de Italia de Alí Agca dejó sin resolver un sinnúmero de cuestiones, pese a que autoridades italianas no se pronunciaron contra el indulto. Solo el fiscal Marini siguió pensando que el indulto a Alí Agca hace inalcanzable la verdad.
Agca dice estar de luto por Wojtyla Mehmet Alí Agca, el pistolero turco que hirió gravemente al Papa en 1981, quedó profundamente entristecido por la enfermedad del Santo Padre, y al parecer se encuentra ahora de luto en una prisión turca ante la muerte de Juan Pablo II, dijo ayer su hermano. Adnan Agca dijo que su hermano le contó el miércoles en la prisión Kartal de Estambul que esperaba que el Papa viviese un poco más. Sé que está de luto. Creo que está profundamente apenado por la muerte del Papa, afirmó Adnan Agca. Creo que mi hermano está profundamente apenado. Todos lo estamos, agregó. El Papa perdonó el atentado en 1983, durante una reunión en la prisión italiana en la que Agca estaba prisionero. Luego fue extraditado a Turquía en 2000, tras casi 20 años en un reclusorio italiano. Muchos aclamaron la reconciliación entre Juan Pablo II y Agca como un ejemplo del principio cristiano del perdón. Adnan Agca contó que el Papa recibió a los familiares del atacante en varias ocasiones: a su madre, Muzeyyen, en 1987, y a él, en 1997. A lo largo de los años, Agca dio razones contradictorias por su atentado contra la vida del Papa, incluida una acusación de conspiración de los servicios secretos búlgaros de la era comunista y de la KGB soviética que, según Agca, temían que el Sumo Pontífice nacido en Polonia pudiera provocar una sublevación anticomunista en Europa del Este.
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