RECUERDOS. Parte del grupo de jóvenes que participaron en la Jornada Mundial de la Juventud durante 2002 en Toronto, Canadá, muestra algunos recuerdos que trajeron del viaje. Ser “sal y luz de mundo” pidió Juan Pablo II a los jóvenes.
Viajaron a un encuentro mundial en Canadá

Iris cabezas
mundo@laprensa.com.sv

En este encuentro, el pontífice destacó la participación activa de los jóvenes en la Iglesia y los motivó a ser luz

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El Papa nos invitó a servir a los demás y a encontrarle un sentido a nuestra vida.”
Boris Ayala, 22 años.

Él buscaba la forma de ir hasta donde estábamos los jóvenes; él tenía el corazón de un joven y lo demostró.”
Jorge Rivera, 21 años.

Esta experiencia representó sacrificio, pero al final obtuvimos un gran regalo.”
Lizza María Hernández, 21 años.

En esos encuentros el Papa nos regalaba un pedacito de cielo.”
Mario Ángel Cáceres, 26 años.

.El mensaje del Papa para el encuentro mundial con los jóvenes en Toronto, Canadá, hace casi tres años, fue el de ser “sal y luz del mundo”.

Este mensaje es renovado hoy por los salvadoreños que estuvieron allá junto con el Papa.

Un grupo de los viajeros recuerda la reunión como una experiencia “increíble” que ha sido de peso en su vida y en su formación como católicos.

“Él creía en la felicidad que los jóvenes buscamos y nos invitaba a encontrarla en Dios”, sostiene Mariángela Orseniego, de 22 años.

Y es que la emoción experimentada por los miles de personas que acudían a ver a Su Santidad hasta el Vaticano, fue la misma que vivieron estos jóvenes cuando él fue a ellos a Toronto, Canadá, en los acostumbrados encuentros que se realizaban cada dos años entre la juventud y el pontífice.

“El Papa tenía la habilidad de bajarnos un pedacito de cielo”, aseguró Mario Cáceres, quien asistió en 2000 a las celebraciones del año jubilar, en Roma, Italia, y a la Jornada Mundial de la Juventud en 2001, última de Juan Pablo II.

Fueron miles las personas que de todo el planeta acudieron a ese encuentro; de El Salvador asistieron jóvenes de diferentes grupos y parroquias, 24 de los cuales iban del colegio Santa Cecilia, de la ciudad de Santa Tecla.

El gasto de aproximadamente 850 dólares por persona fue poco para el valor espiritual, religioso y personal que esta experiencia dejó en sus vidas.

“Nos vemos enAlemania”

Por tradición, en cada encuentro se anuncia el país que será sede del próximo.

Juan Pablo II anunció en Canadá que el próximo encuentro sería en Colonia, Alemania.

Periódicos que circularon para ese entonces en Toronto, y que el grupo que asistió del Santa Cecilia conserva, registraron la designación de la próxima sede: “Nos vemos en Alemania”.

Sin embargo, dependerá del nuevo sucesor de Pedro la realización del encuentro pactado en Europa por Juan Pablo II.

Aunque algunos ya están haciendo planes de asistir.

“Estamos buscando la forma de hacer actividades para reunir dinero e ir”, aseguró Lizza María Hernández.Ella junto con el grupo en el que fueron sus compañeros de viaje con destino a Toronto, tres años atrás, ya están buscando la forma de costear sus gastos para el siguiente viaje. El valor del pasaje y gastos de alimentación y estancia han sido calculados en 2 mil dólares, cifra que para estos interesados en asistir no es nada si se compara con la riqueza espiritual del evento.

“Será en memoria de Juan Pablo y una bienvenida para su sucesor ”, concluyeron.