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Pese a los intentos por preservar su carácter secreto y medieval, el primer Cónclave de la era digital que elegirá al sucesor de Juan Pablo II no estará ajeno a los gigantescos avances de las nuevas tecnologías.

Teléfonos móviles, computadoras, internet, faxes: todos estos inventos que se popularizaron desde la proclamación de Juan Pablo II en 1978 contrastan con el solemne juramento que hacen los cardenales, so pena de excomunión, de aislarse totalmente del resto del mundo mientras dure la votación.

La Constitución Apostólica prohíbe expresamente a los electores leer la prensa, escuchar la radio, ver la televisión y comunicarse con el exterior para "protegerse de la indiscreción ajena y de eventuales amenazas que pudieran afectar a su independencia de juicio y a su libertad de decisión".

Las reglas rigen tanto en la Capilla Sixtina, el lugar donde se llevan a cabo las votaciones, como en la Casa Santa Marta, el hotel del recinto vaticano donde se alojan los cardenales, separados por unos 400 metros.

Estas normas, destinadas a preservar una práctica milenaria, contradicen las costumbres de su impulsor, el difunto Juan Pablo II, que utilizó como nadie los medios de comunicación, formó rápidamente parte de los adeptos de Internet e hizo varios llamamientos para que la Iglesia Católica explotara sin temor en su misión evangelizadora las posibilidades que le ofrecían las nuevas tecnologías.

La mayoría de los 115 cardenales que participarán en el Cónclave a partir del lunes 18 de abril utilizan también regularmente esta herramienta. Los más animados poseen páginas web oficiales y uno de ellos, el "papable" alemán Joseph Ratzinger, tiene incluso un club de fans "on line", que vende hasta gorras y camisetas del jefe de filas conservador.

Desde antes de la muerte del Papa, internet ha sido también el medio utilizado por los vaticanistas para exponer sus múltiples teorías sobre los candidatos a convertirse en el 264º sucesor de San Pedro.

Y el foro donde internautas del mundo entero, sobre todo en países con "papables", discuten sobre las ventajas e inconvenientes de tener un papa local y apuestan por la duración del Conclave y el nombre del nuevo Pontífice que reinará sobre los 1.100 católicos del mundo, como si se tratara de un partido de fútbol.

Muchos vaticanistas se preguntan si los gruesos muros de la Santa Sede serán suficientemente fuertes para proteger el secreto tras el bombardeo informativo que se inició en los últimos meses de vida de Juan Pablo II.

Junto a las habituales indiscreciones de los cardenales, sobre los que pesa desde hace días la ley del silencio, la otra gran preocupación del Vaticano es el espionaje.

El vaticanista del diario La Stampa, Marco Tossatti, asegura que los nombres que más suenan para convertirse en papa, suscitan también "un gran interés en los 'servicios' (de inteligencia) de todo el mundo" para, si se diera el caso, tratar de influir en el proceso electoral.

Desde hace tiempo, el Vaticano utiliza las tecnologías más modernas para resguardarse de eventuales espías, pero el dispositivo se ha intensificado fuertemente con vistas a este nuevo Cónclave.

"Un sistema tecnológico estadounidense defenderá el secreto de la votación, todas las zonas afectadas por el Cónclave estarán protegidas" electrónicamente, afirma el reputado vaticanista, precisando que también se activará un muro electromagnético para que los príncipes de la iglesia no puedan utilizar los teléfonos celulares dentro del recinto vaticano.

Urnas ultramodernas y una sede cómoda entre las novedades para el Cónclave

Tres urnas ultramodernas de plata y bronce para las votaciones y una sede cómoda para alojar a los cardenales forman parte de las novedades presentadas este lunes por el Vaticano para el Cónclave que elegirá un nuevo Papa a partir del 18 de abril.

Las tres urnas doradas, que sustituyen los dos cálices de antaño, fueron presentadas en un vídeo en la sala de prensa de la Santa Sede y forman parte de los cambios introducidos por la jerarquía de la Iglesia a uno de los ritos más antiguos y milenarios.

Las urnas fueron realizadas a pedido de las autoridades de la Santa Sede por el artista italiano Cecco Bonanotte, autor de las puertas de entrada de los Museos del Vaticano, inauguradas en el Jubileo del 2000.

Los nuevos recipientes, que tienen una forma moderna como de platillo volador, fueron encargados después de la promulgación por Juan Pablo II en 1996 de las nuevas disposiciones de la constitución apostólica "Universi Dominici Gregis".

Según las nuevas normas era necesario fabricar una tercera urna, para los cardenales que no pueden salir de su habitación de la residencia Santa Marta, dentro del Vaticano, para ir a votar a la Capilla Sixtina por estar enfermos o impedidos.

La urna dorada se puede cerrar con llave y tiene una rendija por donde se puede hacer resbalar gracias a un plato especial la papeleta de voto. Los pupurados deberán depositar el propio voto sobre un plato y luego introducirlo en la hendidura del recipiente.

En la tercera urna se introducirán todas las papeletas después del conteo y antes de que sean quemadas en la estufa para que salga la famosa "fumata" que anuncia si han elegido o no a un nuevo pontífice.

Las nuevas urnas tienen incisiones de símbolos bíblicos, en particular el pastor con su rebaño, espigas y uvas y su forma cóncava, sostiene el Vaticano, subrayando "la importancia y responsabilidad de los cardenales, llamados a elegir el sucesor de Pedro".

En el vídeo se mostraron también las modernas instalaciones de la residencia Santa Marta, compuesta por 106 suites, 22 habitaciones sencillas y un apartamento, donde permenecerán alojados durante el cónclave los 115 cardenales de los 117 con derecho a voto participantes. Dos de ellos renunciaron al viaje por razones de salud.

Por primera vez, el Vaticano dejó ver las habitaciones internas, su decoración sobria y elegante, los dormitorios y escritorios a disposición.

El edificio, de cinco pisos, a cerca de un kilómetro del Palacio Apostólico y de la Capilla Sixtina, tiene una pequeña capilla, una amplia sala de comedor formado por varias mesas redondas, puertas de nogal y pisos de mármol.

Hasta ahora, los cardenales con derecho voto, tenían que permanecer en habitaciones cerradas a llave, muy incómodas, por lo que el papa Juan Pablo II decidió remodelar la residencia Santa Marta.

Con las nuevas disposiciones se acabó la clausura y los cardenales pueden pasear por todo el recinto del Estado Vaticano, aunque se les impide comunicar con el mundo exterior.

El Vaticano mostró el recorrido en autobús que cada día tendrán que hacer los cardenales desde la residencia hasta la Capilla Sixtina, bordeando la basílica, pasando por Via delle Fondamenta y entrando por el patio de San Dámaso.

Dos sesiones diarias, una en la mañana y otra en la tarde, están previstas.

El Vaticano mostró también la estufa donde se quemarán las papeletas de votación, pero no precisó si era la misma que se utilizó en 1978, cuando fue elegido Karol Wojtyla, pese a que parecía muy vieja.

No fue especificado el método que emplearán ni el producto que introducirán para cambiar el color del humo: negro, cuando no llegan a ningún acuerdo, blanco, en caso de que hayan elegido un nuevo pontífice.

Para evitar las confusiones del pasado, el Vaticano introdujo otra novedad: el repique de fiesta de las campanas de San Pedro confirmarán la noticia de que se eligió un nuevo Papa.