Crece polémica sobre la renuncia

Agencias
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Algunos consideran que ha habido mala interpretación del testamento de Juan Pablo II; sin embargo, la polémica continuará por mucho tiempo.

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Coinciden
Sigue la polémica sobre si el Papa quiso renunciar o no.

Que el Papa pensó en renunciar lo sostuvieron desde un primer momento los vaticanistas de las cuatro principales agencias de prensa del mundo (Associated Press, Reuters, France Press y EFE) y los de las italianas ANSA, AGI y ADN Kronos.

Estos periodistas fueron los primeros que pudieron leer el testamento del Papa, en una sala habilitada al efecto y con el compromiso de no enviar ninguna información a sus abonados antes de completar la lectura.

Todos ellos coincidieron en interpretar el pasaje del testamento correspondiente a los ejercicios espirituales de 2000 como un pensamiento sobre la renuncia, tanto en su lectura individual, como en una puesta en común que hicieron posteriormente.

La conclusión a la que llegaron es que, por primera vez, el papa Wojtyla admitía haber pensado en la posibilidad de renunciar.

 

Los principales vaticanistas consideran, y así lo han escrito, que Juan Pablo II pensó en la renuncia, según lo que se desprende del testamento difundido el jueves, frente a algunas versiones contrarias que dudan de esa interpretación.

Entre los que mantienen la tesis opuesta a la mayoría figura el vaticanista del rotativo italiano “Corriere della Sera”, Luigi Accattoli, aunque si se lee atentamente lo que escribe en su artículo parece bien distinto a lo que afirma en portada de forma taxativa.

Escribe Accattoli en la página 3 del corriere: “¿Pensó alguna vez el Papa en dimitir? El testamento publicado ayer aclara por fin esta cuestión: sobre eso excluye —en una página escrita en el 2000— la intención de dimitir por propia iniciativa, aunque afirma su disponibilidad a hacerlo si la enfermedad se lo impusiese”.

Algunos colegas del cronista del rotativo milanés estiman que mostrar la disponibilidad a la renuncia por enfermedad entra dentro de la categoría de pensar en esa renuncia.

El vaticanista de “La Repubblica”, Marco Politi, pasa por la cuestión más que de puntillas, ya que, sorprendentemente, no se pronuncia abiertamente sobre ella, pese al titular de su crónica “Papa Wojtyla, este es el testamento: ‘Pedí a Dios que me dejara marchar (morir)’”.

Los otros grandes periódicos italianos son absolutamente explícitos: “El Papa quería dejarlo, lo dice el testamento”, titula a toda plana “La Stampa” de Turín; “Wojtyla en 2000 pensó en renunciar, lo ha escrito en el testamento”, afirma “Il Giornale”.

El vaticanista de “La Stampa”, Marco Tossatti, subraya que “una frase del testamento ha sido interpretada como la voluntad de presentar la dimisión”, y añade que “en otro punto, el pontífice da a entender que ha considerado la posibilidad”.


Las dudas van hasta el lugar del entierro

¿Quería dimitir el Papa? ¿Deseaba ser enterrado en Polonia? El texto publicado el jueves en el Vaticano muestra las dudas que sobresaltaban al papa Juan Pablo II y plantea algunas incógnitas que, seguramente, demorarán años en quedar resueltas.

El Papa escribió su testamento en polaco en varias fechas en sus retiradas de Cuaresma, entre el 6 de marzo de 1979, el año siguiente de su elección, y el 17 de marzo de 2000.

Juan Pablo II “se preguntó en el año 2000 si no habría llegado el momento de retirarse porque él había aceptado ser Papa, a petición del primado de Polonia, para hacer entrar a la Iglesia en el tercer milenio”, explica Michel Kubler.

En marzo de 2000, Juan Pablo II escribió: “Cuando el 16 de octubre de 1978 el cónclave de los cardenales me eligió como Sumo Pontífice, el primado de Polonia, el cardenal Stefan Wyszynski, me dijo: ‘El deber del nuevo papa será introducir a la Iglesia en el nuevo milenio’”.

“Una vez que su misión fue realizada, el Papa dudó, y finalmente optó por una interpretación espiritual de esta misión, que ya no era solamente pastoral. Esto no quiere decir que tuviera la intención de dimitir, sino que se había formulado la pregunta a sí mismo”, añade Kubler.

En cuanto a su voluntad de ser enterrado en Polonia, Michel Kubler explica que “el inicio del texto demuestra que el Papa quería pedir su opinión a los polacos, pero en seguida precisa que no pretende comprometer a los cardenales”.

El 6 de marzo de 1979, Juan Pablo II escribió: “En lo que concierne a los funerales, repito las disposiciones aportadas por el Santo Padre Pablo VI”.

La traducción italiana no menciona la frase que sigue en polaco: “En cuanto al lugar, que decida el Colegio de Cardenales y los compatriotas”.