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El Papa vino hace 20 años al país
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El Salvador vivía en 1983 una grave turbulencia política que había desencadenado en una guerra civil, por lo que la visita de Juan Pablo II supo a bálsamo para los católicos y para la misma Iglesia, salpicada por la ola de violencia.
Se considera como la visita pastoral por excelencia, ya que se hizo a petición de la Conferencia Episcopal de El Salvador, recordó monseñor Jesús Delgado, uno de los anfitriones de aquel entonces. Las expectativas creadas por la visita del Papa motivó la movilización de aproximadamente un millón de personas, entre quienes le vieron recorrer varias calles de la capital y quienes llegaron a la misa en Metrocentro. Su estadía, de 10 horas en tierra salvadoreña, fue fructífera, según Delgado, ya que trajo mayor discernimiento al clero, que en aquella época enfrentaba serias contradicciones. Se tenía que rectificar, decía el Papa en ese momento que las ideologías habían convulsionado bastante las mentes, afirma. Histórica exhortación En un emotivo pronunciamiento desde el templete papal, el sumo pontífice exhortó a los salvadoreños a que se convirtieran en artesanos de la paz. Por la mañana, al arribar al país, el Papa ya había mostrado su preocupación por el sufrimiento causado por la guerra. El Papa está cerca y conoce vuestro sufrimiento, dijo el santo padre en 1983. Delgado afirmó que a 20 años de ese acontecimiento, que también significan 25 años del pontificado de Juan Pablo II, el pastor de los católicos mantiene su claridad mental: Su memoria la guarda muy bien aún hoy que está muy enfermo, asegura Delgado. La segunda vez que vino al país fue por invitación del entonces presidente Armando Calderón Sol el 8 de febrero de 1996. Cantó a capela en primera visita al paísLa tarde del 6 de marzo de 1983, el gimnasio Champagnat del Liceo Salvadoreño estaba a reventar. Miles de religiosos provenientes de todo el país abarrotaban el lugar a la espera de Juan Pablo II, quien se reuniría con ellos como corolario de su visita a El Salvador. Me le acerqué a decirle: Santidad, nosotros quisiéramos que cantara solo, recuerda Delgado. Como el Papa no le dijo que no, Delgado se volvió hacia el auditorio y con una señal pidió silencio. |