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Nació el 18 de mayo de 1920, en Wadowice, sur de Polonia. Su familia, humilde y católica, estaba conformada por su padre Karol Wojtyla, quien fuera militar del ejército astro-húngaro, su madre Emilia Kaczorowsky, joven sileciana, de origen lituano, y su hermano mayor Edmund. A un mes de nacido, el 20 de junio fue bautizado en la Iglesia de Santa María de Wadowice. A los seis años de edad inició sus estudios. Transcurridos tres años, recibió un duro golpe. Al regresar de sus clases se encontró con la repentina muerte de su madre, Emilia, cuando estaba dando a luz a una niña, quien había muerto antes de su nacimiento. La pérdida de seres queridos rodearía la infancia y juventud de Karol Wojtyla. La mayoría de sus compañeros de enseñanza primaria falleció en plena II guerra mundial. Algunos de ellos murieron en los campos de concentración nazis. Todos rondaban los veinte años de edad. La juventud de Wojtyla Karol fue un joven disciplinado y concentrado en sus estudios. Su afición al deporte y sus grandes dotes como arquero de fútbol, lo hacían siempre un jugador irreemplazable en los encuentros que se efectuaban frente a la fachada de la iglesia del pueblo. Bajo un régimen de internado, Karol Wojtyla ingresó al Instituto Marcin Wadowita para estudiar el bachillerato. En 1932, nuevamente, el dolor de perder a un ser querido enluta la juventud del futuro Papa. Su hermano Edmund Wojtyla, víctima de una epidemia de escarlatina, contra la cual luchaba debido a su profesión de médico, fallece. Este nuevo hecho trágico no lo apartó de sus estudios, mas bien fueron cursados con muy buenas calificaciones, sobre todo en lenguas extranjeras y literatura polaca. El padre Edward Zacher, párroco de Wadowice y profesor suyo de catecismo, vio en él una primicia de su vocación sacerdotal. Aunque cuando se le preguntaba qué deseaba ser de mayor, respondía que tan solo un hombre de bien. El padre Zacher fue una notable influencia para Wojtyla, pero más lo fue su profesor de lengua y literatura polaca, Mieczyslaw Kotlarzcyk, quien había formado una compañía teatral estudiantil y Karol se integró a ella, siendo el miembro más destacado. Debido a su buena dicción, en 1936 fue designado para dirigirle unas palabras al Arzobispo de Cracovia, el cardenal Adam Sapieha quien llegaba a Wadowice. Ante la inteligencia del joven Wojtyla, Sapieha quedó impresionado y le cuestionó si deseaba ser sacerdote, a lo que el joven respondió que no quería. Él quería prepararse para ser actor y literato. La universidad, la guerra y el obrero Con unas magníficas calificaciones, Karol Wojtyla finalizó sus estudios de bachillerato en 1938. Él quería estudiar la carrera de Letras en la Facultad de Filosofía de Jaguellónica de Cracovia para hacerse actor. Su padre apoyó como pudo el deseo de su hijo y debido a sus estudios, Karol tuvo que mudarse con él a Cracovia, ahí compartían un sótano como vivienda. Su nueva vida como universitario no podía ser mejor. Su gusto por el teatro hizo que se inscribiera en clases de declamación, lo que no desmeritó que fuera a menos en sus notas, ya que también participaba en el grupo teatral. El 1 de septiembre de 1939, Adolfo Hitler iniciaba la ocupación de Polonia. Ese día, el ataque llegó hasta Cracovia. Un primer bombardeo sorprendió al joven Karol en misa. El sueño de seguir con sus estudios se vio frustrado de un momento a otro. Al igual que muchos jóvenes polacos, Wojtyla tuvo que unirse al ejército de su país para repeler los ataques y abandonar Cracovia para ir hacia el Este. Como las fuerzas polacas fueron sometidas por el Ejército Nazi, Wojtyla no combatió. De esa manera volvió a Cracovia, que después de haber sido ocupada ya mostraba otra cara. Adolfo Hitler había ordenado el cierre de todas las universidades polacas y el cese de todas las organizaciones culturales, pues las consideraba un lugar para la exaltación del nacionalismo y el catolicismo. Karol Wojtyla evitó ser confinado en los campos de concentración. Él consiguió un carnet de trabajador manual y comenzó como picapedrero en la cantera Batki, en las afueras de Cracovia, así acumuló una dura experiencia como obrero. Para mitigar el sacrificio de sus compañeros, Karol ofreció patrióticos recitales de literatura y representaciones teatrales de manera clandestina. En 1940 sufrió un grave accidente, fue atropellado por un automóvil militar alemán y para el año 1941 vuelve el luto a su vida: su padre fallece. De esa manera, pierde al único familiar que tenía. Solo, en medio de un mundo en guerra y bajo unas condiciones de trabajo inhumanas, su consuelo fue la fe, que lo llevaría a comprometerse y a despertar su inspiración religiosa. |
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