Carrozas, música y colores marcaron la noche migueleña. Miles de personas disfrutaron del carnaval que cerró la madrugada de hoy con los festejos novembrinos.

Wilmer Merino/Liliana Fuentes/Óscar González

Color, calor, aglomeración y hasta lluvia. San Miguel festejó a ritmo de carnaval. Noviembre le dijo adiós al departamento oriental vestido de fiesta. Allí, donde no hay “ni chele ni prieto, ni hembra ni macho, ni alto ni bajo” el paso de las carrozas abría el cierre de las fiestas. Unas 70 carrozas iluminaron la más larga —o la más corta— noche novembrina.

La banda de paz del Instituto Nacional Isidro Menéndez marcó el inició del desfile. Las trompetas y tambores se perdían entre gritos, cuchicheos, alta voces promocionando las carrozas… ruido, alboroto, jolgorio. Seguida del nido aguilucho, nada más emblemático para la ciudad que los colores anaranjados. Carroza tras carroza, de la tercera edad, de los barrios Calvario y La Cruz, del conga bus, la noche pareció un hormiguero de gente y de luces.

Noche de reinas y cada una de ellas desfiló junto a Tiffanie Jiménez, quien este año llevó el cetro de la fiesta de la ciudad y con su paso se cerró la participación de la caravana con luces y color.

Tan inusual fue la noche migueleña que ayer la lluvia se presentó por unos instantes, bueno el “simulacro de lluvia” como dijo el alcalde Wilfredo Salgado. Solo fueron unos instantes, pero suficientes para paralizar el desfile. El mismo edil corrió a protegerse de las entrometidas gotas, que como llegaron se fueron para regresar al festejo.

“Estoy feliz porque la gente acudió a la mayoría de los festejos durante la semana, estoy satisfecho con los resultados”, dijo un feliz Salgado.

La fiesta y de choto

Adiós desfile e inicio de fiesta. Las orquestas comenzaron a sonar. Los Flamers acapararon la atención de muchos, pero Melao ya había iniciado temprano con el sorteo de la Lotería Nacional. En el estadio Charlaix, en la zona del “deschongue”, la música también había aumentado el estruendo.

De todo el país, de Centroamérica, de Estados Unidos. Todos solo querían bailar o cantar, o tan solo ver, lo que no querían era perdérselo.

“Es una gran alegría estar en el país, ver esta belleza de ciudad que es San Miguel y poder disfrutar de la música nacional, lo único que no me ha gustado es la feria, está como desorganizada, pero lo demás está muy bello”, expresó Irma Canales, quien viajó con toda su familia para no perderse el carnaval y observó cómo se armaban algunas tarimas desde temprano sobre la avenida Roosevelt.

De choto para todos, hasta para algunos artistas nacionales. El Bombi, Los Musicarios, por ejemplo, amenizaron gratis el tiempo que les fue asignado en la zona del “deschongue”, en Charlaix, ya que a juicio de los organizadores “les estamos dando el chance que se den a conocer, el espacio para que la gente les conozca, El Bombi, a Los Musicarios y a otros que no recuerdo el nombre”, tal como lo afirmó el gerente del Comité de Festejos, Jorge Guardado.

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