Impreso por nguzman el 09/12/01 a las 8:29PM horas
Jueves 13 de septiembre de 2001
LA PRENSA GRÁFICA
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ORACIÓN.
Karen Scienksi llora mientras ora durante una vigilia en la Iglesia
Internacional, en Las Vegas. La iglesia abrió una casa para orar por las víc-
timas del ataque terrorista contra las torres gemelas.
Esperanzas
que agobian
Miles de neoyorquinos buscan desesperadamente a sus familiares y amigos
en los principales hospitales de Nueva York.
Jenna Bush
U
NIVISIÓN ON LINE
En las calles que
rodean a la
Universidad de
Texas, en
Austin, donde
estudian Jenna
Bush -hija del presidente de
Estados Unidos- y George P.
Bush -el sobrino del mandatario
más poderoso del mundo-,
María espera el autobús, para
limpiar otro piso de estudiantes
y lo hace con lágrimas en sus
ojos. "No lo puedo creer... tanto
dolor".
Pero esta mujer, que por sus
rasgos podría confundirse con
una persona de origen árabe,
teme: "Ahorita van a pensar
que todos los extranjeros
somos terroristas, no van a
querer hablar de legalización",
señala.
Los alumnos se agolpan en las
líneas de teléfono gratuitas,
que la que se considera una de
las universidades más ricas del
país - debido a que es
propietaria de varios pozos
petrolíferos - ha instalado al
conocer los atentados en
Nueva York y Washington.
"A partir de las 9:30 de la
mañana comenzamos un
dispositivo especial de
seguridad, para poder seguir
con la vida normal
universitaria", afirma el vocero
Robert Meckell.
Meckell no quiere entrar en
detalles, si estas medidas
especiales se deben a que dos
miembros de la familia
presidencial estudian en sus
aulas. "No vamos a hablar de la
familia Bush, sino de la
universidad", dice, a la vez que
se confirma desde la Casa
Blanca que las hijas del
presidente -Barbara estudia en
Yale - están en un lugar seguro.
L
OS FAMILIARES
DEL
P
RESIDENTE
BÚSQUEDA.
Adolfo Rodríguez sostiene una foto de su padre, Alexis Le-
duc, quien trabajaba en el piso 96 de la torre dos, del World Trade Cen-
ter. Leduc desapareció el martes luego de la destrucción del edificio.
A
GENCIAS
I
NTERNACIONALES
INTERNACIONALES@LAPRENSA.COM.SV
Washington D.C., Estados
Unidos. Con la fotografíadeun fa-
miliar desaparecido en la mano,
cientos de personas asaltan la re-
cepción del hospital Bellevue de
Nueva York, con la esperanza de
que un hijo o una madre estén
siendo tratados en el estableci-
miento y no enterrados bajo tone-
ladas de escombros de las torres
gemelas del World Trade Center.
Una decena de miembros del
personal de acogida, agrupados
en un “servicio de personas desa-
parecidas”, intenta bien que mal
responder a las preguntas angus-
tiadas de los familiares, amigos o
colegas de oficina que se precipi-
tan a este hospital del sur deMan-
hattan, donde unos 230 heridos
de los atentados estaban siendo
tratados el miércoles.
En sus manos, el personal lle-
va la lista con los nombres de los
heridos ingresados desde la ma-
ñana del martes.
La ciudad de Nueva York creó
tambiénuna línea telefónica don-
de se encuentran listadas las
identidades de las personas trata-
das en los servicios de urgencia,
afirmó Mary Johnson, portavoz
de la Asociación deHospitales del
Gran Nueva York.
“Muchas personas han venido
desde anoche y esta mañana. He
ayudadoamuchagente. También
los dirijo a las urgencias o a la ca-
pilla del hospital”, explicó Neire-
da del Valle, asistente social del
servicio pediátrico de Bellevue.
¿Quién limpia las lágrimas?
“La gente llega con lágrimas
en los ojos en busca de parientes
o amigos, están nerviosos y quie-
ren respuestas”, afirmó Del Va-
lle.
Cuando el nombrede laperso-
na buscada no está en la lista del
hospital, Neireda intentadirigir la
búsqueda de los familiares “dán-
doles algunas informaciones
complementarias”, números de
urgencias y direcciones de otros
hospitales.
“Mi hijo Khalid tiene 35 años.
Trabajaba como informático en
el piso 103 de la torre número
uno delWorldTradeCenter. Ayer
por lamañana partió hacia el tra-
bajo a las 7:30 y yo lo despedí. La
víspera habíamos cenado en fa-
milia y ahora...”, lloraba Lioner
Shahid, mientras estrujaba en la
mano un pedazo de papel con la
descripción de su hijo.
Frente al hospital, en la acera,
las familias blanden las fotos de
sus seres queridos desaparecidos
antes las cámaras de televisión.
“Mi amiga Alena Sesinova
trabajaba en la torre número
uno”, explicó Lisa Goldberg a los
periodistas mostrando una foto-
grafía.
Adrianna estaba en la torre
número dos y “pudo llamar a su
novio cuando se encontraba enel
piso 70 durante la evacuación;
desde entonces no se sabe nada
de ella”, explicó su cuñada mos-
trando a la televisión la foto en
blanco y negro de una sonriente
joven de larga cabellera, more-
na.
DESESPERADA.
Robin Sculsky mues-
tra la foto de su mejor amiga que
aún permanece desaparecida.
AP./ LA PRENSA.
AP
Y
R
EUTERS
./ LA PRENSA.