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Impreso por cmendoza el 09/13/01 a las 8:35PM horas
UNA CIUDAD BAJO ESTRICTO CONTROL MILITAR
Washington con “los nervios de punta”
Viernes 14 de septiembre de 2001
LA PRENSA GRÁFICA
22
Un abrupto
operativo policial
frente el
Departamento de
Comercio fue una
de las muestras
del nerviosismo de
las autoridades
locales.
W
ASHINGTON
/AP, AFP, DPA
INTERNACIONALES@LAPRENSA.COM.SV
Vehículos militares patrullan
las calles. Aviones caza atraviesan
cielos desiertos. Militares camufla-
dos y policías con chalecos antiba-
las custodian cada esquina y cada
cuadra de la ciudad con ametralla-
doras cruzadas al pecho.
Tras los atentados, Washington
se mantiene muy nerviosa. El cli-
ma está enrarecido.
Los pocos kilómetros del cora-
zón de la ciudad están sellados con
la cinta plástica amarilla de la Po-
licía, que hace pensar en la que uti-
lizan en las áreas de crímenes.
Las autoridades están atemori-
zadas, buscando superar las ame-
nazas de bomba que terminan
siendo falsas.
La mañana del jueves, más de
una docena de vehículos conver-
gieron frente al Departamento de
Comercio. Un pequeño ejército de
agentes policiales rodearon un ve-
hículo, bajaron a sus cinco ocu-
pantes a punta de pistola y los hi-
cieron arrodillarse en el pavimen-
to.
Algunos policías interrogaban a
los sujetos mientras que otros re-
quisaban su camioneta con perros
antiexplosivos. Habían estado bus-
cando un auto similar y entraron
en sospechas cuando la matrícula
no coincidía con el auto, dijo el sar-
gento K.W. Roden de la Policía del
Distrito de Columbia.
La escena culminó de forma tan
abrupta como había comenzado.
La Policía les permitió incorporar-
se y los dejó en libertad.
El dueño del vehículo, quien no
quiso identificarse, lo había adqui-
rido hace poco, y usaba lamatrícu-
la de un pariente, dijo Roden, ro-
deado de 30 agentes, el Servicio Se-
creto, la Policía del Congreso y
alguaciles federales.
Alarmas falsas de bomba se
produjeron en el Pentágono, en el
Congreso y otros lugares de la ciu-
dad.
La emergencia estará vigente
indefinidamente, dijeron las auto-
ridades municipales.
Las principales calles alrededor
del Congreso, las avenidas Inde-
pendencia y Constitución, fueron
reabiertas, pero la seguridad conti-
nuaba estricta. En el Departamen-
to de Trabajo, los vehículos fueron
retenidos a calles de distancia.
La evidentemilitarización hizo
seguir seguros a algunos, mien-
tras que inquietaba a otros. Mu-
chos edificios de oficinas impe-
dían el acceso a visitantes y pedían
identificación a los trabajadores.
Otros abrieron sólo una puerta y
cerraron las demás.
“Ni siquiera puedo entrar al
edificio. Da miedo y siento que es-
to no es Estados Unidos”, dijo Ann
Carter, secretaria de un bufete
ubicado en el centro de la ciudad,
que olvidó en casa su identifica-
ción.
Conmovidos
En la capital de Estados Uni-
dos, como en otras ciudades, sur-
gieron las lágrimas durante nu-
merosas veladas de plegaria que
reunieron a cientos de personas
con velas como muestra de su so-
VIGILIA.
Penny Dimler (derecha) y su hija Sarah Richards, de la ciudad de Annandale, Vir-
ginia, permanecen cerca del Capitolio durante una vigilia por las víctimas del ataque te-
rrorista.
ESCOLTA.
Un policía escolta a una anciana, en los alrededores del
parque Lafayette, cerca de la Casa Blanca. La ciudad está mili-
tarizada.
BAJAS EN COMERCIO.
Unamujermusulmana entra en un restaurante afgano, en
Washington, donde los negocios han sufrido una reducción de visitas de sus
clientes.
EN MEMORIA.
Varias
personas
encienden
velas en un
parque de la
ciudad de
Washington.
lidaridad con las víctimas.
Los habitantes de esta ciudad
se vieron especialmente conmo-
cionados por dos historias.
RodneyDickens, de 11 años, de
un barrio desfavorecido de Was-
hington, había tomado el avión
por primera vez en un viaje esco-
lar a California, recompensa por
sus brillantes resultados escola-
res, antes de que el aparato en que
viajaba con dos compañeros de
clase y su profesor se precipitase
contra el edificio del Pentágono.
En el mismo avión se encon-
traba una abogada de Washin-
gton, Barbara Olson, que había re-
trasado 24 horas su viaje aCalifor-
nia para pasar una parte del día
del martes con su marido, que ce-
lebraba su cumpleaños.
Para expresar su pena y su do-
lor, muchos estadounidenses col-
garon banderas norteamericanas,
donaron comida y ofrecieron su
sangre.
AFP, AP
Y
R
EUTERS
/ LA PRENSA.