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Japón lucha contra el riesgo nuclear en la peor crisis de su historia reciente

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Las autoridades luchaban este lunes para evitar un nuevo accidente nuclear y consecuencias económicas nefastas en Japón, enfrentado a su peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial a raíz del violento seísmo y el tsunami del viernes, que probablemente dejaron más de 10.000 muertos.

El Banco de Japón inyectó este lunes en el mercado la mayor cantidad de liquidez de su historia, 15 billones de yenes (131.600 millones de euros).

La Bolsa de Tokio caía un 6,20% mediado este lunes, primer día hábil desde el seísmo del viernes. Las Bolsas asiáticas compartían la tendencia a la baja

Las acciones del sector japonés del automóvil se hundían poco después de la apertura, mientras que los constructores suspendieron la producción en el conjunto del país.

“Considero que la situación actual, con el seísmo, el tsunami y las centrales nucleares, es de cierta manera la crisis más grave que enfrentamos en los últimos 65 años, después del fin de la Segunda Guerra Mundial”, afirmó el primer ministro japonés, Naoto Kan.

El reactor 3 de la central nuclear Fukushima 1 (noreste) resistió este lunes a dos nuevas explosiones, anunció la operadora Tepco, y el Gobierno precisó de inmediato que la posibilidad de una importante fuga radiactiva era “escasa”.

Nueve personas, seis de ellas soldados, resultaron heridas en estas explosiones, anunció la agencia Jiji.


Kan reconoció que la situación en la planta nuclear Fukushima 1 sigue siendo “alarmante”.

Unas horas antes, el Gobierno admitió que pudo haberse desencadenado un proceso de fusión de los núcleos de los reactores 1 y 3 de esa central, situada a 250 kilómetros al noreste de Tokio.

La fusión se produce a causa del recalentamiento de las barras de combustible, que empiezan a derretirse como una vela.

En el reactor número 1, el sábado se produjo una explosión que costó la vida a un técnico e hirió a once.

Kan ordenó la evacuación de los habitantes en un radio de 20 km, el doble de la distancia fijada el viernes.

Las autoridades japonesas decretaron el estado de emergencia en una segunda planta nuclear, la de Onagawa (noreste), “tras registrarse niveles de radiactividad que superaban los autorizados” y volvieron luego a la normal, indicó en Viena la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).

Una central nuclear más, la de Tokai, sufrió una avería en su sistema de refrigeración, pero las bombas de agua auxiliares funcionaban y seguían enfriando el reactor, informó un portavoz en la madrugada del lunes.

El terremoto, de magnitud 8,9, y el posterior tsunami de 10 metros de altura, arrasaron el viernes la costa noreste del archipiélago nipón.

Naciones Unidas anunció desde Ginebra que 590.000 personas fueron evacuadas de la zona del desastre, incluidas 210.000 que viven cerca de las plantas nucleares de Fukushima.

Según el ministerio de Asuntos Exteriores brasileño, unos 400 ciudadanos brasileños viven en Fukushima.

La alerta de un nuevo tsunami en el noreste fue levantada tras divisarse una ola de tres metros en alta mar, pero la Agencia Meteorológica japonesa advirtió que existe un 70% de riesgo de que se produzca una nueva réplica de magnitud 7 o más en los próximo tres días.

Un nuevo y fuerte temblor sísmico de magnitud 5,8, según la agencia meteorológica japonesa, se sintió este lunes en Tokio poco después de las 10H00 (01H00 GMT).

Mientras tanto, el número de víctimas continúa aumentando.

Más de 10.000 personas podrían haber perdido la vida en la prefectura costera de Miyagi (noreste de Japón), la más cercana al epicentro, declaró el jefe de la policía local, Naoto Takeuchi.

El Gobierno afirmó haber doblado de 50.000 a 100.000 el número de soldados que participan en una enorme operación de rescate en las zonas siniestradas de la costa pacífica, con la ayuda de 190 aviones y decenas de navíos.

Los primeros equipos de socorro enviados por Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Suiza, Gran Bretaña y Estados Unidos empezaron a llegar el domingo.

El portavoz del Gobierno advirtió asimismo que el desastre tendrá un impacto “considerable” en la economía del país.

El costo para las aseguradoras de los daños provocados por el seísmo en Japón podría ascender a 34.600 millones de dólares, según una estimación inicial de AIR Worldwide, firma especialista en evaluación de riesgos.

De acuerdo con la agencia de noticias japonesa Kyodo, más de 3.400 edificios de viviendas quedaron destruidos.

Al menos 5,6 millones de hogares siguen sin electricidad y la compañía Tepco tiene planificados cortes de luz desde este lunes hasta finales de abril para evitar la sobrecarga de las redes y los consiguientes apagones. Además, un millón de casas siguen privadas de agua potable.

Para sostener la economía, además de inyectar este lunes la mayor cantidad de liquidez de su historia en el mercado, el Banco de Japón transfirió el domingo 55.000 millones de yenes (unos 480 millones de euros) a 13 bancos implantados en la región afectada.

El terremoto se produjo el viernes a las 14H46 locales (05H46 GMT) en alta mar, a 24,4 kilómetros de profundidad y a un centenar de kilómetros de las costas de la Prefectura de Miyagi.