Miles de salvadoreños atiborraron la “Calle de la Amargura” para ver la procesión de Domingo de Ramos.

Escrito por Carlos Chávez

La “Calle de la Amargura” (la 6.ª calle oriente-poniente) discurre a lo largo de 10 cuadras. Ayer parecía más corta. Miles de salvadoreños, algunos sujetando ramos de palma y flor de coyol, cubrieron la vía para hacer cortejo a una imagen de Jesucristo que procesionan para simbolizar a su entrada a Jerusalén.

 

“Con esta procesión damos por iniciada la Semana Santa, esta es una oportunidad para proclamar a Jesús como el rey y centro de nuestras vidas. Y para reflexionar sobre el verdadero significado de esta semana”, invitaba Narciso Bordignon, vicario de la iglesia de El Calvario, quien bendijo a cientos de ramos de palma.

 

El desfile fue encabezado por un Cristo crucificado hecho, completamente, con palma de coyol. Un tipo de palmera que es cultivada en un puñado de poblados salvadoreños como Nahuizalco, Cara Sucia, Cinquera, pero sobre todo en Yucuaiquín (La Unión).

 

“Esta procesión es una bendición doble, porque cuando veo a Cristo le pido que me ayude a sobrevivir allá en mi caserío (uno cercano a Yucuaiquín). Que me ayude a vender estos ramos de palma de coyol (a $0.25 cada uno). Gracias a Dios me iré con ganancias”, platicaba una sudorosa y morena vendedora llamada Silvia de Martínez.

 

La actividad se desarrolló, con tranquilidad, ayer alrededor de las 9 de la mañana. Algunos vendedores informales, como Mauricio Aguilar, agradecieron a la comuna capitalina que haya despejado de manera tranquila y temporal sus negocios para dar paso a la actividad religiosa.

 

La procesión de Domingo de Ramos es una de las más intensas de Semana Santa. Junto con las del Jueves Santo, Viernes Santo y Domingo de Resurrección forman las celebraciones centrales del año, en el calendario católico.

 

El padre Narciso Bordignon, de El Calvario, invitó a los salvadoreños a asistir al resto de actividades religiosas que ya se preparan en el centro capitalino donde ayer había muchos policías.

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