Diecisiete caparazones de tortuga fueron decomisados ayer en diferentes comercios en La Libertad, en el marco de un operativo para evitar la comercialización de especies en peligro de extinción.
Byron Sosa
Algunos de los caparazones decomisados servían como adornos de restaurantes, mientras que otros eran puestos a la venta con precios de entre $20 y $50.
Desde febrero de 2009, comercializar productos que proceden de las tortugas marinas es un delito. Sin embargo, los propietarios de los restaurantes donde se realizaron los decomisos dijeron que ignoraban que fuera un ilícito.
El operativo lo realizó el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) junto con la División de Medio Ambiente de la Policía Nacional Civil.
Estos casos serán presentados ante la Fiscalía General de la República (FGR), mientras que el MARN procederá a las sanciones administrativas, que son multas de 10 a 100 salarios mínimos.
En casos excepcionales en que se infrinja la ley, los acusados serán acreedores de tres a cinco años de prisión más un tercio del máximo, por tratarse de una especie en peligro de extinción.
“Hemos iniciado en la zona oriental, hoy (ayer) en la zona central; jueves y viernes visitaremos el occidente del país para verificar que la ciudadanía respete las disposiciones”, comentó la viceministra Lina Pohl.
Además de los productos de las tortugas marinas (huevos y derivados), tampoco se pueden consumir ni comprar el caracol púrpura (que se encuentra en las zonas de los arrecifes), el pepino de mar, caballitos de mar (que se venden como artesanía) y el tiburón tigre.
“En realidad son pocas las personas que siguen empecinadas en acabar con una especie en peligro de extinción”, lamentó Pohl.
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