El sumo pontífice lució frágil y cansado durante la misa de Domingo de Resurrección.
AP, Reuters
El papa Benedicto XVI imploró ayer al régimen de Siria que ceda a las demandas internacionales y ponga fin al derramamiento de sangre, y expresó su deseo de que los cristianos que sufren persecución por su fe sean confortados por el gozo pascual.
Benedicto, con voz ronca y aspecto cansado, ofició la misa de Resurrección en la entrada de la Basílica de San Pedro ante unas 100,000 personas, en una ceremonia que duró dos horas.
Previamente, el papa, que cumple 85 años el 16 de abril, presidió una larga vigilia en el templo.
Al concluir la misa del domingo, Benedicto XVI acudió al balcón central de la basílica para leer su mensaje pascual “al mundo entero”, pidió paz en Irak, Siria y otros lugares del Oriente Medio, y especialmente en África, mencionó los casos de Malí y Nigeria, donde tanto cristianos como musulmanes han sido víctimas de los ataques terroristas.
“Que la resurrección de Cristo dé esperanzas al Oriente Medio y permita a todos los grupos étnicos, culturales y religiosos en esa región trabajar juntos para impulsar el bien común y el respeto a los derechos humanos”, dijo el papa.
“Particularmente en Siria, que cese el fin del derramamiento de sangre y florezca de inmediato el compromiso de avanzar por el sendero del respeto, diálogo y reconciliación, como pide la comunidad internacional”, expresó Benedicto XVI en la primera referencia a los países sacudidos por la violencia durante su tradicional bendición “Urbi Et Orbi” (a la ciudad y al mundo).
Benedicto XVI lamentó además que muchos sirios que huyeron a causa del conflicto soportan “horribles sufrimientos” y pidió ayuda humanitaria y la acogida de los refugiados.
Los cristianos de todo el mundo observan el Domingo de Pascua la resurrección de Jesucristo tras su crucifixión, en el día más importante de la cristiandad.
Benedicto afirmó: “Cristo es esperanza y consuelo en una forma particular para aquellas comunidades cristianas que más sufren por razón de su fe mediante la discriminación y la persecución”.
La violencia sectaria en Irak, con frecuencia dirigida a los cristianos, ha provocado un éxodo de cristianos de ese país musulmán en los últimos años.
Nuevas exigencias de régimen
Mientras, un acuerdo de paz auspiciado por Naciones Unidas para detener el derramamiento de sangre en Siria se vino abajo luego de que el gobierno del presidente Bashar Assad hizo nuevas exigencias de último minuto, algo que fue rápidamente rechazado por el principal grupo rebelde del país.
La tregua, concebida por Kofi Annan, enviado de Naciones Unidas y la Liga Árabe para Siria, debía entrar en vigor el martes, cuando las fuerzas sirias se retirarían de los centros de población, y después vendría en un plazo de 48 horas un cese del fuego de ambas partes en el levantamiento contra cuatro décadas de gobierno represivo de la familia Assad.
Sin embargo, el Ministerio del Exterior de Siria dijo ayer que antes de cualquier retirada de tropas, el gobierno necesita garantías escritas de que los combatientes opositores bajarán sus armas.
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