El país sigue sin contar con un registro de edificaciones dañadas por sismos; los que se tenía, se perdieron. Gobierno, junto a CASALCO, discute cómo trabajar en ello.
pueblo que no conoce su historia, no puede comprender el presente ni construir el porvenir”, dijo hace años el político alemán Helmut Kohl. Esa frase puede aplicarse a la perfección en El Salvador, país ubicado sobre fallas tectónicas, y donde hoy se conmemoran 30 años de aquel terremoto ocurrido a las 11:49 de la mañana el 10 de octubre de 1986.
Menos de 10 segundos bastaron para la destrucción parcial de algunos sectores y la destrucción total de otros en un área de aproximadamente 35 kilómetros cuadrados. Su magnitud fue de 5.4 en la escala de Richter y una profundidad local de aproximadamente 8 kilómetros.
Según los registros históricos, ese sismo dejó saldo de 1,530 muertos (solamente en el Edificio Rubén Darío se calculó que murieron 515 personas), hubo unos 10,000 heridos y unas 60,000 viviendas destruidas o seriamente dañadas. A las seis semanas de la catástrofe, la estimación de daños indicó que las pérdidas totales se estimaron en $1,031.0 millones.
En la historia sísmica del país, San Salvador había sufrido 24 sucesos catastróficos desde 1524 hasta 1986; es decir, en 462 años ha ocurrido un terremoto cada 20 años.
Tras ese sismo de 1986, El Salvador quedó herido. La infraestructura quedó debilitada y, pese a ello, 30 años después, no se tiene el detalle preciso de cómo se encuentran las edificaciones en el país.
“Hemos buscado en todas las instituciones, en alcaldías, OPAMSS, Obras Públicas, en las gremiales, y no hay una información completa registrada…. Todos al final nos refieren a la Dirección de Urbanismo y Arquitectura, pero esta institución desapareció en 2000”, dijo el secretario de Vulnerabilidad y director general de Protección Civil, Jorge Meléndez.
Tras el terremoto de 1986 se identificaron aproximadamente 100 infraestructuras con bandera roja (inhabilitadas); de esas, comentó el presidente del Sistema Nacional de Protección Civil y ministro de Gobernación, Arístides Valencia, que hay alrededor de 40.
Por el momento el gobierno cuenta con “Diagnóstico de riesgo sísmico”, del cual se sabe que se ha hecho una evaluación de 1,252 edificaciones principalmente de salud y educación; y 17 o 19 de distintas instituciones.
El director general del Cuerpo de Bomberos, mayor Joaquín Parada, confirmó que tienen coordinaciones con la Cámara Salvadoreña de la Industria de la Construcción (CASALCO), con el Viceministerio de Vivienda, con la Oficina de Planificación del Área Metropolitana de San Salvador (OPAMSS). “Nos estamos articulando diferentes esfuerzos con todos aquellos organismos o instituciones que nos puedan ayudar para tener un diagnóstico de cómo está la situación de las edificaciones de San Salvador en su conjunto”, agregó Parada.
Tras el simulacro nacional de terremoto y tsunami, viene la evaluación del ejercicio, pero también el trabajo en tratar de iniciar de cero en la búsqueda de un censo verdadero y actualizado de cómo se encuentra el país.
Meléndez acepta que no hay un panorama claro de la situación de las infraestructuras: “Estamos apenas iniciando la discusión de con qué estrategia vamos a abordar el tema. Necesitamos el involucramiento de todos: gobierno, empresa privada, alcaldías, gremiales, universidades y también se va a requerir facultades legales y recursos”.
El director de Bomberos tiene claro que en el país se tiene que hacer, y muy pronto, “un diagnóstico de manera generalizada, no solamente de instituciones públicas, sino todo lo referente a las infraestructuras del Gran San Salvador para tener la idea clara de cuál es el riesgo que se tiene, cuáles son las posibilidades y dónde sería la mayor afectación esperada en caso de que suceda un evento sísmico”.