¿Por qué el terremoto de 1986 en El Salvador fue tan destructivo?

Fue un movimiento horizontal de las fallas abajo de San Salvador, a una profundidad de entre 9.9 y 10.9 kilómetros; cuando llegó a la superficie, causó 2,000 muertos así como numerosas destrucciones. El sismólogo Rodolfo Torres, del Ministerio de Medio Ambiente, trata de explicar por qué ocurrió así.

Beatriz Calderón

El terremoto ocurrido el viernes 10 de octubre de 1986, a las 11:49 de la mañana, ha sido el más destructivo de los que han sacudido el territorio salvadoreño desde el pasado siglo, según los registros de Sismología del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN).

Fue un movimiento horizontal de las fallas bajo San Salvador, con una profundidad de entre 9.9 y 10.9 kilómetros.

El evento, con una magnitud de 5.7, causó 1,530 muertes, 10,000 heridos, unos 200,000 damnificados y $1,031 millones en pérdidas. La cifra mayor de muertos antes de esta tragedia había sido de 125, justo en el gran terremoto anterior ocurrido el 3 de mayo de 1965, el cual incluso tuvo una magnitud mayor, pues llegó 6.0.

Edificio Dueñas

Edificio Dueñas

Las causas del por qué el terremoto ocurrido 21 años después, con una magnitud menor, ocasionó más ruinas, las desenmaraña el sismólogo del MARN, Rodolfo Torres, quien trabaja en esa institución desde un año antes de la catástrofe, y quien vivió en carne propia esa fecha.

“¿Cómo es posible que hayan habido sismos de 7.7 como el del 13 de enero (2001) y que hayan causado menos muertos, e incluso el del 6.6, del 13 de febrero, con una magnitud mayor, casi de 30 veces mayor”, plantea Torres, antes de exponer todas las condiciones que considera fueron las responsables de darle mayor fuerza de destrucción al fenómeno:

Edificio del MAG

Edificio del MAG

EL EPICENTRO

La zona de ruptura ocurrió al sureste de San Salvador, entre los municipios de San Marcos y Santo Tomás. “Ahí precisamente fue el epicentro del evento y la dirección de la propagación fue en la zona metropolitana, donde se experimentó el mayor número de daños”, explica el experto.

Esto fue parte determinante de los daños y víctimas ocasionadas, debido a que fue cerca de zonas pobladas y “lógicamente zonas muy vulnerables donde había gran cantidad de personas que hacen que no sea necesario un sismo de una magnitud muy grande como para causar lo que causó el del 10 de octubre”.

En términos de comparación, el terremoto de 1965 tuvo un epicentro en la misma zona y afectó los municipios de Soyapango, Ciudad Delgado, Cuscatancingo, Mejicanos y Ayutuxtepeque, sin embargo, en esa ocasión, hubo 30,000 damnificados, es decir, muchos menos que en el posterior.

LA PROFUNDIDAD

El hipocentro es el punto interior en la tierra donde se producen los sismos. En el caso de 1986, se originó a una profundidad de aproximadamente 10 kilómetros, lo cual es relativamente superficial, comparado a otros que son mucho más profundos. Esto hizo que el impacto en la superficie fuese mayor.

REMANENTES DE DAÑOS

En palabras del sismólogo Torres, durante el terremoto de 1965 “no hubo edificaciones colapsadas pero sí quedaron débiles” y “el sismo del 10 de octubre vino a aligerar el desplome de los edificios que estaban propensos a caer”.

Según él, si las edificaciones hubiesen estado en condiciones óptimas, esto no habría sucedido, pues un movimiento telúrico como el de hace 30 años tuvo una “sacudida intensa” corta de aproximadamente diez segundos, la cual era “suficiente para afectar por lo general edificaciones bajas, de bahareque o adobe”, pero no las otras.

RÉPLICAS

Después de ese 10 de octubre, los sismólogos continuaron registrando una serie de réplicas hasta mayo del siguiente año, las cuales superan las 1,500 pero no se tiene un número específico, pues fueron tantas que el MARN decidió dejar de contarlas. Según Torres, las mayores réplicas alcanzaron magnitudes de hasta 4.8. “No tienen magnitud muy grande, pero las casitas debilitadas no necesitaban un sismo igual o superior al anterior, sino que con sismos de poquito, más pequeños, era suficiente para terminarlas de botar”, cuenta.

NO TUVO SISMOS “PREMONITORES”

A diferencia del terremoto de 1965, por ejemplo, antes de octubre de 1986, no hubo una actividad sísmica considerable que pusiera alerta a nadie. En el caso del primero, Torres explica “en cierta forma, la gente estaba preparada”, pues “comenzó a temblar desde febrero, marzo, abril y culminó con el 3 de mayo”. “Fue totalmente diferente al 10 de octubre”, dice, y enfatiza: “El 10 de octubre no tuvo premonitores, es decir, sismos anteriores. Ninguno”. “Fue el evento principal, y a partir de eso las réplicas”, añade.

LA HORA

Torres considera que la hora de ocurrencia tanto del terremoto de 1986 como en el de 1965 tuvo mucho que ver en la diferencia del número de muertes ocasionadas. Para el caso de mayo, ocurrió en la madrugada y, debido a los sismos sentidos desde los tres meses anteriores, las personas estaban durmiendo fuera de sus casas.

El de octubre, en cambio, ocurrió cuando todos estaban en sus trabajos, escuelas, o iban saliendo de dichos lugares, pues justo terminaba la media jornada laboral, era hora del almuerzo, y los alumnos salían de escuelas y colegios. “La hora de ocurrencia es muy importante, no es lo mismo que ocurra un sismo en la noche que en el día”, aclara el sismólogo.

Imagen del reloj en CCR detenido a la hora del terremoto

Reloj de la Corte de Cuentas, detenido con la hora en que ocurrió el terremoto del 10 de octubre de 1986, en San Salvador. 08/10/1999.