Elecciones con servicio a domicilio

No basta con acercar las urnas, la gente necesita más concientización política porque no encuentra alivio en ninguno.”

Felipe Mancía, agricultor de San Cristóbal, Cuscatlán

En Copapayo hay familias que tendrán que caminar hora y media. Hay cantones que tienen a 12 km su centro de votación.”

Víctor Ramos,miembro de JED de Cuscatlán

Hay personas que quisieran que les pusiéramos las urnas en los cantones de donde es el candidato, y eso no puede ser así.”

Walter Araujo,presidente del Tribunal Supremo Electoral

Sabemos que todavía nos queda como a tres kilómetros, esperamos que por lo menos esto ayude a que esté descongestionado.”

Ramón Martínez, habitante de San José Guayabal

La mayoría de gente aquí está bien fregada, pero sí están más cerca nos podemos dar el placer de votar contra nuestra pobreza.”

Lorena Palacios, habitante de Suchitoto

Los pobladores del departamento de Cuscatlán se preparan para hacer uso del plan de voto residencial. Algunos agradecen el acercamiento, pero otros aún se quejan de la distancia de su centro de votación.
Escrito por Jessica Ávalos

Una calle polvosa la separa del que será su centro de votación. María Teresa Cortés, de 65 años, vive en el cantón Barrio Abajo que, en honor a su nombre, queda cinco kilómetros abajo del pueblo de Santa Cruz Analquito. Esa localidad está dentro de los 16 municipios del departamento de Cuscatlán que estrenará en las elecciones de 2009 un plan piloto de voto residencial extendido, ya que en 2006, el experimento solo alcanzó para cubrir apenas seis de todos los municipios.

LA PRENSA GRÁFICA hizo un recorrido en la zona, y esa visita dejó un puñado de quejas y otro de agradecimientos. En ese departamento, encasillado como un lugar con pobreza extrema moderada y baja, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) llevará el voto a la puerta de la casa de algunos de los votantes, pero deja un camino largo para otros. En 2006, Cortés caminó media hora para ir a votar. En 2009 será solo cuestión de cruzarse la calle. “Voy a aprovechar que es aquí nomás. El señor pone reyes y quita reyes, así que la decisión que tome la pongo en manos de Él”, comenta la mujer, una de los 152,000 votantes que han sido registrados para las elecciones de 2009.

Tres cuadras abajo de la casa de Cortés está la de Doris Durán, de 39 años, una ama de casa. Su esposo es albañil, y juntos son padres de seis niños. Doris ya escuchó que puede votar cerca de su casa, pero eso es algo que no le importa. Dice que no le interesa, porque su religión riñe con la política, y dice que tampoco le importa, porque se sabe y se siente pobre. “Nosotros, según la Biblia, no participamos en cuestiones políticas. Además, aquí hay una extrema pobreza. Hemos llegado al colmo de que vamos a la alcaldía a pedir trabajo de barrenderos y ni de eso dan ya”, cuenta.

La falta de empleos no es la única preocupación en Analquito. También resienten la calidad de la educación. Doris escuchó hablar de las escuelas saludables, pero le duele saber que su hija Karen, de nueve años, tiene que estar en 3.º y 4.º grado a la vez, porque su instituto no tiene aulas, ni espacio, ni recursos, ni maestros.

Karen estudia en el centro escolar cantón Barrio Abajo, una de esas 73 escuelas que el TSE decidió convertir en centro de votación para Cuscatlán. En esas paredes azul con blanco hay un rótulo celeste donde se lee: “Este es un centro de votación autorizado”.

“Como dice el apóstol Pablo: estamos contentos con tener lo necesario, pero hasta esta escuela no llegan mejorías. Está demostrado que los hombres no cumplen lo que prometen”, lamenta.

A la par de Santa Cruz Analquito está el municipio de San Ramón. Y en San Ramón está el caserío Los Cocos, donde vive Carlos Hernández, de 21 años. En la casa de Carlos ondea la bandera del Partido de Conciliación Nacional (PCN). Él dice que no es simpatizante de ese partido, y que no ha decidido si irá a votar. “Aquí nos pasan pidiendo permiso para ponerlas (las banderas) y nosotros los dejamos, pero yo no tengo partido. No sé si voy a ir o no. Si acaso me decido, ya sé que me toca cerca”, menciona. En 2006, la familia de Carlos tuvo que caminar desde Los Cocos hasta el centro de San Ramón por casi una hora para votar.

Y no son los únicos. Similar situación tuvo que pasar la familia Mancía en el cantón San Francisco, del vecino municipio San Cristóbal. Los Mancía caminaron cinco kilómetros para llegar a las urnas en 2006. Hoy caminarán solo dos. “La gente de por estos lados somos de escasos recursos, pero peor haríamos en quedarnos sentados y dejar que otros decidan por nosotros”, dice el jefe de familia de los Mancía, Felipe.

El que habla es agricultor. También es líder de una asociación agropecuaria, y por eso cifra su principal preocupación en el alza de precios de los insumos agrícolas. Según él, eso es lo que más agobia a todo San Cristóbal. “La gente desconfía de los líderes políticos. No basta con acercar las urnas, la gente necesita más concientización política porque no encuentra alivio en ninguno”, comenta.

Él cree que los microbuses, las motos y los centros de consulta que instaló el TSE el mes pasado ayudó a que la gente se familiarice con el acercamiento de urnas. “Pero falta lo más importante: tener alguien o algún partido en quien creer”, razona.

La otra cara

La Junta Electoral Departamental (JED) de Cuscatlán cree que lo que hace falta es promover más el plan. Pero confían en que el voto domiciliar dará resultados. “Ha sido poca la gente que ha participado en la consulta ciudadana para ver dónde le toca votar. Hizo falta hacer énfasis, en especial en la zona rural”, opina el vocal de la junta, Iván Cuéllar.

La JED de Cuscatlán pone otra fuerte objeción. Señalan que en el municipio de Suchitoto hay cantones separados por 12 kilómetros de su centro de votación. “En San Pedro Perulapán y Suchitoto la gente tendrá que caminar largos trayectos. En Copapayo, por ejemplo, hay familias que tendrán que caminar hora y media”, explica otro miembro de la JED, Víctor Ramos.

También el PCN pone el dedo en el renglón sobre el plan. El diputado azul para ese municipio, Mario Ponce, denunció que 3,000 votantes del cantón Tecomatepeque, en San Pedro Perulapán, tienen que atravesarse todo el cantón hasta llegar a Istagua, a casi una hora de distancia.

Ante estos cuestionamientos, el presidente del TSE, Walter Araujo, defiende el plan. “No voy a contestar una cosa que quisieran que yo contestara. Hay personas que quisieran que les pusiéramos las urnas en los cantones de donde es el candidato”, responde. Araujo asegura que el programa de voto residencial será “de lo más exitoso” de las próximas elecciones. También promete que sentará un precedente para extenderlo a todo el país en las elecciones legislativas de 2012.

Las expectativas del magistrado también las comparten pobladores de Cuscatlán. “Nosotros todavía nos tenemos que ir en bus, porque nos toca en la Pío Romero Bosque. Aunque sabemos que todavía nos queda como a tres kilómetros, esperamos que por lo menos esto ayude a que la escuelas estén descongestionadas”, dice Ramón Martínez, un albañil de San José Guayabal.

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