Época de cambios

Hasta el momento, con razón o sin razón, si nos basamos en las encuestas, son más los votantes que identifican al FMLN con el cambio. ARENA no ha logrado todavía su identificación con este.”

Escrito por Roberto Rubio-Fabián

Vivimos, para mal o para bien, una época de cambios. En Estados Unidos, y para el mundo, los cambios para empeorar no pudieron estar mejor encarnados que en la desastrosa gestión del presidente Bush: el mundo se volvió más inseguro y el negocio de la guerra más seguro; se alborotó el avispero del terrorismo; se incrementó la confrontación entre culturas y civilizaciones; los negocios contaminantes aceleraron sus ganancias y el planeta aceleró su calentamiento; los espacios y las instituciones democráticas se debilitaron al seno de la democracia norteamericana; Enron y los contratos millonarios de la guerra en Iraq develaron la fuerte impunidad y corrupción existente; la seguridad nacional validó la tortura; se amplió la desigualdad mundial y se estrechó el segmento de los poderosos; los mercados financieros se emborracharon de avaricia y los costos de la resaca se facturaron para todos.

Pero como dice el dicho, “no hay mal que por bien no venga”. La historia demandaba buenos cambios y el buen cambio llegó con Obama. El mensaje de Obama se adecuó al momento histórico, pero también el momento histórico encontró el mensajero adecuado. El escenario que le espera es difícil y complicado, y a pesar de las buenas intenciones, el buen cambio no está garantizado y se tendrá mucho que hacer para lograrlo. Pero como sea, la necesidad y la demanda del buen cambio catapultaron a Barack Obama hacia la Casa Blanca.

En nuestro país, también hay necesidad y demanda de cambio. Las encuestas dicen que más del 80% de la población desea cambios. Y aunque posiblemente no saben con exactitud su tipo y contenidos, desea sin duda un cambio para bien y para mejorar. No cabe duda que para las próximas elecciones de 2009, aquellos que logren responder mejor a los requerimientos del cambio tendrán más oportunidad de ganar las elecciones.

Hasta el momento, con razón o sin razón, si nos basamos en las encuestas, son más los votantes que identifican al FMLN con el cambio. ARENA no ha logrado todavía su identificación con este, y son más los electores que lo perciben como continuidad de algo que ya no desean. Por el momento, son más los votantes a los que les parece más creíble el discurso de cambio del Frente que el de ARENA. De seguir así las cosas, si este no logra arroparse del cambio, ya sabemos a quién favorecerá esta época de cambio.

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