Hace una semana dije que las autoridades debieran tomar preso a quienes impiden la atención médica en el país, porque eso es un acto delictivo. Al día siguiente un par de dirigentes del Sindicato General de Empleados del Sector Salud (SIGESAL), de reciente creación, vociferaron contra mi persona, señalando que no tenía derecho a poner en tela de juicio sus legítimas reivindicaciones salariales. Obviamente, después de esto me quedó dando vueltas en la cabeza cómo se puede tan fácilmente manipular lo que es derecho y lo que es legítimo.
Escrito por Nacho Castillo
Aparte de esta elucubración, también me he puesto a pensar en la falta de pantalones de nuestras autoridades cuando se trata de poner orden. En El Salvador nos hemos acostumbrado a escuchar al que grita y a flexibilizar con quien tiene en sus manos elementos de presión. El resto, que se lo coman los leones.
Así es como, especialmente algunos sindicatos del sector salud, han logrado aumentos salariales y en algunos casos mejoras extraordinarias. El problema no está en la capacidad o astucia de los dirigentes laborales, sino en la estela de podredumbre en que se sustentan para conseguir lo que quieren. Vamos a los ejemplos. En el mes de desórdenes por parte de SIGESAL para conseguir un bono extraordinario de $300 para los 23,000 empleados del sector —cosa que no ha pedido ningún otro sindicato del país, quizá por responsabilidad— se han perdido miles de consultas y centenares de intervenciones quirúrgicas. Solo en el Hospital Bloom se estima una perdida de 105 operaciones en los últimos cuatro días; y en el Rosales otras 120.
¿Dígame usted si negar el acceso a un enfermo a un centro hospitalario no es un delito? Por supuesto que sí lo es, y este sindicato lo está haciendo permanentemente. Entonces su accionar es delincuencial. Y esto hay que decirlo con toda claridad y sin temor. No se puede permitir, en nombre de una mal entendida paz social, este atentado contra los más débiles. No se puede poner en riesgo la salud de ningún salvadoreño, menos de miles como está ocurriendo.
¿Por qué el Ministerio de Salud no pone orden? ¿Será porque estamos en época eleccionaria y ello pudiera ser contraproducente para el partido de gobierno? Si este fuera el argumento, creo que están profundamente equivocados. También si el partido de oposición está alentando o festejando un hecho así.
Si en la guerra fuimos capaces de atender a nuestros enfermos, aun en pleno campo de batalla, cómo es posible que en la paz nos enredemos en falacias sobre supuestos derechos que van contra la vida misma. Ya basta, nadie tiene derecho a poner en riesgo la vida de un semejante, ni tampoco a hacerle perder su tiempo cuando la enfermedad le duele en el alma.
Estimados amigos de SIGESAL, ustedes tienen derecho a pedir un mejor salario, a lo que no tienen derecho es a hacerlo atentando contra quienes están obligados a servir. Si me volverán a insultar por esto que digo, bienvenido.
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