No cabe duda que los resultados del domingo han cambiado totalmente el panorama político del país y, seguramente, también las estrategias de los partidos principales. Si hubiese que resumir en pocas palabras lo ocurrido, habría que decir que la diferencia entre el FMLN y ARENA es relativamente poca; que la votación de derecha es mayor que la de izquierda y que no existe un fenómeno político, en el caso de Mauricio Funes, que hasta ahora haya alterado sustancialmente la forma de votar de los salvadoreños.
Se equivocaron algunas encuestas, el candidato presidencial del FMLN y más de un analista que pronosticó 43 diputados para el partido de izquierda. Falló incluso el olfato de uno que otro dirigente del mismo partido ARENA.
Los resultados del domingo fueron sorpresivos, porque también el Partido de Conciliación Nacional (PCN) puede hoy tapar la boca a todos aquellos que dijeron que su existencia estaba en peligro.
La sociedad salvadoreña no ha cambiado a pesar de la difícil situación económica, motivada por la crisis financiera internacional, que en otros países tiene a sus gobiernos con los índices de popularidad por el suelo.
Es verdad que el FMLN avanzó y seguirá siendo la primera fuerza política del país. Ya lo fue en 2006. Es verdad que al final del escrutinio tendrá aproximadamente 80,000 votos más que ARENA y que aumentó en 30 sus alcaldías, pero cuando los números se ven de cara a la siguiente elección de marzo, ya el FMLN no aparece como favorito.
Si el FMLN tiene 80,000 ó 100,000 votos más que ARENA, no es una cifra suficiente para derrotar a una derecha que seguramente se mostrará unida en la contienda presidencial. De los 140,000 votos que tiene el PCN, me atrevo a decir que 100,000 irán a Rodrigo Ávila y 40,000 a Tomás Chévez. Lo mismo se podría decir de los 100,000 votos con que cuenta el Partido Demócrata Cristiano, que en su mayoría emigrarán a ARENA. Y si a esto se agrega una votación mayor —que siempre se da en una elección presidencial— creo que mientras más gente vote, más posibilidades tiene la candidatura oficial. Seguramente la gente de izquierda votó toda. Veo más posible a un indeciso volcado a la derecha que a la izquierda.
¿Qué falló en la estrategia del FMLN? Es la pregunta que muchos hoy se están haciendo. Posiblemente tendrán que revisar el excesivo triunfalismo, cierta prepotencia en el discurso del candidato y la dirigencia del partido, el accionar de algunos grupos efemelenistas que en los días previos a la elección rayaron en lo delictivo y el encuadramiento entre la candidatura de Mauricio Funes y el partido, que al parecer aún la población no termina de entender o comprar.
Los resultados del domingo son un duro revés para una izquierda que desde hace mucho viene pregonando un triunfo fácil y demoledor en marzo. Las elecciones presidenciales serán reñidas y de pronóstico incierto.