El candidato del Frente reconoce que obtener financiamiento externo no será lo más fácil, pero sostiene que su partido no tendrá inconveniente en aprobar nuevos créditos, una de sus principales apuestas para alimentar de ingresos al Estado.
Karla Ramos/Héctor Silva/Alexandra Bonilla
“Yo voy tras los evasores, tras los contrabandistas, tras los que aprovechan los tráficos de influencia para tener beneficios personales. Voy tras ellos al ganar la próxima elección.” Esa es la frase que resume, según Mauricio Funes, candidato a la presidencia por el FMLN, la base principal de su plataforma fiscal. Una plataforma de corto plazo y que su principal asesor económico, Alex Segovia, calificó —en el foro político de LA PRENSA GRÁFICA— como “una especie de plan de emergencia” a implementar en los primeros 100 días de gobierno si ganan las elecciones.
Pero esta estrategia, que busca llevarle más recursos al Estado sin incrementar impuestos en un primer momento, se sustenta en tres pilares claves. El primero es una mejor fiscalización para reducir la elusión y evasión y revisar las exoneraciones fiscales.
Con esto Funes intenta, en sus palabras, tocar “las fibras sensibles” que los anteriores gobiernos no se “atrevieron a tocar” y subir la recaudación fiscal a los promedios de Latinoamérica, que rondan el 17.5% de carga tributaria. Y aunque se cuida de no adelantar detalles, su asesor afirma que ya se tienen identificado algunos sectores a vigilar. “No solo principales, y ahí hay grupos de influencia y grupos de poder”, confirma Segovia, mientras Funes lo secunda con una aclaración: “El empresario decente no tiene nada que temer”.
En las cuentas de ambos, en un primer año de gestión se podrían obtener entre $300 mill y $350 mill, cifra que podría resultar insuficiente para la estrecha liquidez con que cuenta el Ejecutivo, y por eso ahora el FMLN, en voz de Funes, afirma que la opción es buscar endeudamiento. Una alternativa que el Frente ha objetado en los últimos años y que solo rompió en medio de la campaña electoral para avalar un crédito de $950 millones para la reestructuración de deuda.
Pero Segovia intenta afianzar esta nueva postura sobre el endeudamiento a la crisis y a las condiciones impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) al otorgar el acuerdo “stand-by” de $800 millones y que obligan a cuidar la macroeconomía y un déficit fiscal que se mantenga en un 2.8% del PIB. “La reestructuración es buena pero no es suficiente, y el FMI lo que dice es que el espacio fiscal real de cualquier gobierno, en el corto plazo, para hacer política anticíclica es un posible endeudamiento de corto plazo.”
Aunque no será el tema más fácil, Funes no ve mayores dificultades en su partido. “No tengo que hacer mucho esfuerzo para convencer a la fracción que tiene que comprometer su voluntad para cualquier endeudamiento”.
Pacto fiscal en espera
En el mediano plazo, la posibilidad de impulsar un pacto fiscal está atado a los resultados de la fiscalización y el margen de deuda.
“Por justicia tributaria, ahorita, si resulto electo, no aumentaré el IVA ni el impuesto a renta si tengo margen de maniobra a nivel de fiscalización”, insiste Funes, al explicar que si con ese aumento de ingresos, vía fiscalización, se mejoran las condiciones de la economía, de ahí en adelante la historia puede ser otra. “Ya se crea otro escenario económico y político para hacer un planteamiento de otras medidas tributarias que probablemente haya necesidad de implementarlas, pero que en estos momentos no puedo asumir como compromisos”, reitera en un afán de generar confianza en el sector privado y en los inversionistas del país. “De qué me sirve ganar las elecciones si los inversionistas no creen en el país y se retiran con sus inversiones”, puntualiza el candidato.