Desde el comando de campaña de Rodrigo Ávila se dice sin tapujos que las fórmulas proselitistas que dieron éxito a Norman Quijano para convertirse en alcalde electo de San Salvador también funcionan para la campaña presidencial.
Ayer, operadores políticos cercanos a Ávila confirmaron que el presidenciable acudirá a dos de los criterios más celebrados en la campaña proselitista por la capital: la territorialidad y la propuesta visual, resumida en la presentación del Metrobús.
En el primer punto, como lo explica un curtido arenero relacionado con la campaña de Ávila, se trata de ubicar al votante casa por casa y animarlo a que vaya hasta la urna. “A veces el voto de derecha es muy dejado. Se trata de convencerlo de que vaya a marcar la papeleta”, dice.
En ese afán participan ya Antonio Salaverría, René Figueroa, Sigfredo Ochoa, Adolfo Tórrez y otros mandos medios, según confirman fuentes de ARENA.
La otra parte es ponerle “rostro” a las propuestas del plan de gobierno. Lo explica otro arenero cercano a Ávila: “Al 99% del elector le importa poco el 99% de lo que dice una plataforma”, por lo que, asegura, se trata de escoger algunos puntos para hacerlos tangibles, como fue el Metrobús en el caso de Quijano y serán las viviendas en el caso de Ávila.
Fuentes de la campaña presidencial aseguran, además, que Ávila manejará la idea del Metrobús en un circuito ampliado que incluirá dos rutas transversales: Santa Tecla-Ilopango y Apopa-San Marcos.
En ARENA se habla también de la posibilidad de maquetar, a escala nacional, otra idea de la campaña de Quijano: las bóvedas. “Hemos identificado posibilidades en Santa Ana y San Miguel”, dice un miembro de la campaña.
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