En el país se dan situaciones surrealistas y absurdas, como para poner a prueba la capacidad de la población para aceptar situaciones ridículas como normales. Una de ellas es la falta de acuerdo entre diputados en la concesión de los puertos de La Unión (el que cuenta) y Acajutla (el accesorio). El puerto está construido y la economía necesita urgentemente inversiones para combatir la depresión. Las excusas de los diputados son absurdas o esconden un interés utilitario muy oscuro.
Quienes dicen que el Estado debe tener una participación accionaria alta están equivocados. Para ello hay que tener la capacidad de invertir multimillonariamente, y solo por dar la concesión no lo darían. Los diputados que esgrimen otros argumentos o no explican claramente, probablemente tienen intereses oscuros.
Los operadores buenos, solventes, relacionados con navieras, son pocos y tienen en cola a puertos esperando que lleguen. Otros países más listos no tienen puerto bueno, pero están corriendo a remodelar y tratar de pescar a uno de estos.
La situación es simple. La globalización y la consolidación de operaciones marítimas hace que unas pocas empresas manejen los mejores puertos del mundo y lleven el tráfico a ellos. Algunas son operadores dueñas de navieras, otras son navieras dueñas de operadoras de puertos. Son ellas las que manejan los puertos más importantes en Estados Unidos, Asia y el resto del mundo.
En El Salvador tenemos un puerto de nivel mundial listo; solamente hacen falta las grandes grúas, la infraestructura y la logística, invertir muchísimos millones en grúas y establecer la relación con las navieras —que deciden a qué puertos ir— pues actualmente hay más puertos bien equipados que tráfico hacia ellos. La tendencia actual es a consolidar carga en unos cuantos puertos pues en la era actual de barcos Post Panamax (de enorme tamaño, que transportan casi el doble de contenedores, la forma moderna de transporte marítimo) es ir a pocos puertos: los que ofrecen mejores condiciones de calado, manejo, logística fácil, trámites simples y tráfico.
Muchos puertos reúnen esas condiciones y los barcos irán a los que tengan además la infraestructura portuaria, las grúas y el valor agregado que dan los concesionarios de primer nivel y que son dueños o poseídos por navieras. Solamente entre Boston y el cabo Hatteras en la costa este de Estados Unidos, hay unas dos docenas de puertos de primer nivel.
Un amigo relacionado con la Autoridad del Canal de Panamá dijo que de lo que se trata es de ser inteligentes y entender que el negocio para el país no es ganar en la operación del puerto. La rentabilidad es la que produce la actividad económica generada por el tráfico de barcos llevando y trayendo carga, las zonas libres, las industrias y comercios que se generan alrededor. Si El Salvador tiene muchos millones para invertir en las enormes grúas, puede aspirar a una participación accionaria grande en la compañía concesionaria.