La sombra de D. Will es alargada

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Aunque el título lo tomamos prestado de una novela de Miguel Delibes, sirve para reflexionar sobre un tema poco discutido electoralmente. Los candidatos de los dos partidos mayoritarios fueron a visitar al alcalde de San Miguel, Will Salgado –según las noticias–, para solicitarle apoyo electoral. Dadas las características de este alcalde, con sombras graves en su pasado –alguna de ellas mayúscula–, cabe preguntarse si el tratar de ponerse bajo su sombra no daña la ética de los candidatos y partidos que lo cortejan.

La ética, esa palabra tan utilizada, talvez porque es difícil encontrarla en la vida pública, ha sido la gran ausente del debate electoral. Y sin embargo es clave tanto para el desarrollo económico, social y cultural, como para la dignificación de la política.

Nadie en sus cinco sentidos puede decir que la ética haya sido el punto fuerte de ARENA en sus cuatro administraciones. Ha habido funcionarios con ética, ciertamente, pero las cuatro administraciones han tenido una serie de escándalos de corrupción que han quedado impunes. El FMLN, más protegido por su posición de partido opositor, ha sido demasiado lento a la hora de distanciarse de actitudes o actos no éticos de sus militantes. El encubrimiento de los amigos ha sido una tendencia común, aunque haya sido más grave en quienes tienen más responsabilidad en la administración del Estado. Aunque hay avances parciales, como el Tribunal de Ética Gubernamental, la reflexión y la acción siguen siendo urgentes. En parte porque ambos partidos (y qué tal PCN y PDC) carecen de opciones claras en ese tema.

Visitar a D. Will, con su foto grande del coronel Monterrosa, acusado de crímenes de lesa humanidad, con su afamada entrevista sobre la colección de calaveras y con la famosa Sombra con mayúscula a cuestas, que ya no se sabe si es negra o blanca tras el lavado que le proporcionan las visitas de los líderes políticos, es una vez más una invitación a debatir el tema de la ética.

Tanto en la izquierda como en la derecha hay gente con ética y gente desprovista de ella. En los gobiernos municipales hemos visto de todo. En los gobiernos centrales hemos visto faltas graves de ética en todos los partidos que nos han gobernado en los últimos 50 años. Incluso en los comentarios políticos, en estos tiempos electorales, se observan faltas de rigor a la hora de analizar dimensiones éticas en los partidos, según sean las propias simpatías. Se abona a la falta de ética creando confusión sobre la misma.

Demasiadas sombras en el campo de la ética, excesivo deseo de cobijarse bajo sombras tan alargadas que alcanzan pasados excesivamente oscuros, falta de debate total sobre el problema ético en nuestro diario accionar político. Tardía observación, pero importante que la ciudadanía haga oír su voz en la pregunta crucial para nuestro futuro. ¿Queremos que la política nacional continúe tan infectada por la falta de ética? Solo la presión de la sociedad civil podrá obligar a los políticos a buscar nuevos derroteros.

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