Cuatro casas encuestadoras afirman que la interpretación que cada una de ellas da a las encuestas que realizan lo que busca es evitar que sean los partidos los que hagan las lecturas que más les convienen. Aun así reconocen que, en época de campaña, no van a estar exentos de que los metan a la contienda, cuestionen la credibilidad de sus datos. Pero todo eso lo atribuyen a la falta de madurez y de tolerancia en los políticos.Foro Político que abordó la temática de las encuestas como factores medidores de tendencias en la época electoral.
Las críticas de “fraude” o de “manipulación de datos” que han lanzado los dos principales partidos políticos contra las encuestas, pero sobre todo contra aquellas que no les favorecen en los porcentajes esperados, no le quita el sueño a cuatro de las casas encuestadoras invitadas al Foro Político de LA PRENSA GRÁFICA.
Según los invitados, esta clase de descalificaciones hacia el trabajo de ellos es común en campaña electoral, y no ven nada en el horizonte que les permita identificar que la situación va a cambiar a corto plazo. En ese sentido, todas, las de los medios de comunicación —que según el FMLN están allanando el camino hacia el fraude al reducir la ventaja que tiene contra el partido ARENA— y otras, las universitarias —que según ARENA están manipulando datos al darle una ventaja mayor al FMLN—, coinciden en ver en estas actitudes una falta de madurez política, poca tolerancia y un reflejo más de la cuestionada calidad que tiene la clase política nacional.
“Estamos acostumbrados a esto, pero esto puede ser un riesgo para la democracia”, afirma Janeth Aguilar, representante de la casa encuestadora de la UCA, IUDOP. “Este tipo de comentarios de deslegitimar una casa encuestadora por el mero hecho que no le favorece me parece que todavía es un signo de que falta mayor nivel de madurez política y de tolerancia”, aseguró Aguilar, del Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP).
Edwin Segura, jefe de LPG Datos, ve difícil la posibilidad de que los políticos cambien su actitud hacia las encuestas: “Yo no tengo muchas esperanzas de que la situación vaya a mejorar. Los políticos quieren llegar al poder y si las encuestas no son un buen argumento para llegar al poder las descalifican y yo los entiendo perfectamente”. Pero Segura añade que no solo los políticos entran en la competencia de descalificar, sino también analistas, y por tanto “qué se puede esperar de la gente de a pie”.
Nelson Zárate, del Centro de Información de la Opinión Pública Salvadoreña (CIOPS), comparte la opinión y también se muestra resignado a esta actitud de los políticos: “Ese es el estilo de los políticos y es común en todas las encuestas que las instituciones más desacreditadas son los partidos políticos y parte del estilo de ellos es siempre desacreditar al contario”.
Carlos Penna, de Mitofsky, también entiende que en tiempo electoral se hacen varias lecturas de las encuestas. “Es campaña, entendámoslo, es campaña. Estamos en campaña, las encuestas los políticos las usan para campaña, nos guste o no. Los que nos dedicamos a esto estamos conscientes de que nos van a meter a la campaña, y si no nos gusta, pues hagamos campañas para vender jugos”, afirmó, “lo que demuestran (las críticas) son la poca madurez y los niveles de desesperación a que puede llegar un político”.
En ese sentido también descartaron las acusaciones de fraude que han lanzado los políticos. “Yo nunca he visto que el fraude se haga con encuestas, el fraude se hace de otras maneras. No creo que con encuestas se pueda hacer un fraude. He oído a muchos políticos que lo que dicen es que se va preparando el terreno”, acotó Penna.
Además, los encuestadores insisten en que lo que están marcando es una tendencia que puede virar por varios factores, uno de ellos los indecisos, un sector que puede favorecer en una contienda cerrada y en una segunda vuelta, pero sobre el cual aún hay muchas respuestas sin contestar.
Una diferencia en fines
Los fines de las encuestas al igual que sus resultados también han sido objeto de discusión, pero Aguilar no duda en defender la integridad de sus mediciones. “Es un financiamiento propio de la universidad, que nos permite tener imparcialidad, objetividad y por supuesto la rigurosidad científica”, reiteró Aguilar. No obstante, él marca una diferencia entre los sondeos de las universidades y de las empresas que se dedican a esto.
Penna, por su parte, defendió a las casas encuestradoras que venden este servicio a diferentes instituciones y medios de comunicación: “Vivo de esto. Me dedico a hacer encuestas. Solo hago encuestas, no hago otra cosa. ¿Qué pasa entonces si el medio de comunicación tiene una línea política editorial y yo le presento una encuesta. Él decide si la publica o no. Así de simple”.
—¿Y si tu trabajo no está acorde a la línea editorial del medio? —le cuestionó Ricardo Rivas, periodista invitado.
—Ese no es problema mío— respondió Penna.
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