Estela Henríquez/Alexandra Bonilla
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La llamada “guerra de las encuestas”, que avanza a medida se acercan las elecciones de 2009, ya generó diversas lecturas en la clase política salvadoreña, sobre todo por la diferencia de porcentajes que las casas encuestadoras han publicado sobre la intención de voto para las presidenciales de marzo.

Para cuatro de estas empresas invitadas al Foro Político de LA PRENSA GRÁFICA, lo que la gente y los políticos deben tener claro es que estas encuestas no están prediciendo —y ni lo intentan— predecir el resultado de las elecciones de marzo. A esa conclusión llegaron Janeth Aguilar, directora del Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP); Nelson Zárate, director general del Centro de Investigación de la Opinión Pública Salvadoreña (CIOPS); Carlos Penna, de la empresa mexicana Consulta Mitofsky; y Edwin Segura, de LPG Datos.

“Las encuestas preelectorales no pueden ser oráculos, ni buscan ser herramientas para predecir o anticipar resultados”, explicó de entrada Aguilar, quien enfatizó en que la trayectoria y la rigurosidad de los procesos son la mejor garantía de credibilidad en los datos publicados.

“Nadie hace esa pretensión, para hacer estudios predictivos hay otras técnicas distintas a la encuesta y no las hacemos”, agregó Segura, al explicar que “en el oficio de hacer encuestas hay artificios” que influyen en los resultados de estas, y entre ellos cita la respuesta de los encuestados que aseguran que sí van a votar y con ello forman parte de los votantes a favor de un partido, pero llegado el día no votan.

Por su parte, el representante de Mitofsky dice que hasta el momento no conoce ninguna encuesta que juegue a ser oráculo. “No la conozco, y quien lo hace con ese objetivo es mal encuestador”, afirmó Penna al recordar que a 120 días de una votación, la decisión del elector puede cambiar.

Zárate, de CIOPS, recordó además que esta no es la primera vez que las encuestas reflejan diferencias entre sí con respecto a la intención de voto de un determinado partido, pero afirma que ahora el tema se ha vuelto más relevante por ser una elección presidencial, y explica que nadie ha hablado de que en intención de voto para alcaldes y diputados todas las encuestas reflejan datos muy similares. “Uno no puede decir que esto es exacto, pero puede decir hay una tendencia”, agregó Zárate.

Actualmente se ha hecho una separación de las casas encuestadoras en dos grupos: la de medios de comunicación, que le dan ventaja al FMLN de un solo dígito, y las de las universidades, que dan una ventaja de dos dígitos para las presidenciales de marzo; sin embargo, en este punto, Penna señala que lo que nadie puede negar es que todas las casas encuestadoras coinciden en algo: la ventaja la tiene el candidato presidencial del FMLN, Mauricio Funes, aunque insisten que solo es una tendencia.

Factor de cambio

Zárate hace referencia a que a menos que haya “un elemento catastrófico, es muy poca la variación”, que podría haber, pero no descarta que el resultado de las elecciones municipales y legislativas, que se da en dos meses, podría influir. Pero las otras encuestadoras agregan que a eso se puede sumar una “campaña que inhiba o motive al voto. “En la configuración política del comportamiento electoral confluyen diferentes factores y variables en la decisión final del elector”, opinó la directora del IUDOP.

Incluso destacan que el porcentaje de los llamados indecisos difícilmente se puede predecir hacia dónde se girarán llegado el momento del sufragio.