El mejor amigo de El Salvador desde la presidencia de José Napoleón Duarte, hasta la actual de Elías Antonio Saca, sin lugar a dudas, ha sido Estados Unidos. Estados Unidos tiene serias reservas sobre un gobierno que fuese presidido por el FMLN. El FMLN no esconde su amistad y preferencia por el presidente venezolano, Hugo Chávez, enemigo acérrimo de Estados Unidos, que se consideran mutuamente una amenaza para su seguridad nacional.
Después de un cuarto de siglo (más si volteamos a ver el pasado lejano) de relaciones cordiales y, más que eso, una dependencia amistosa del gobierno de turno de los Estados Unidos, la pregunta obligada sería: ¿Está El Salvador preparado para cambiar alianzas?
El infortunio de una guerra civil a partir de 1980 y los años inmediatamente anteriores dieron lugar a seria preocupación en las administraciones de Jimmy Carter y más tarde de Ronald Reagan y George H. W. Bush, por la amenaza potencial que el conflicto salvadoreño planteaba a la seguridad de Estados Unidos.
Esta preocupación se tradujo en un sustancial apoyo logístico, de inteligencia y económico, sobre todo de parte de la administración del presidente Reagan. La ayuda financiera para sostener la economía y apoyar el esfuerzo militar del país en su lucha contra una guerrilla armada sumó a lo largo del decenio de 1980 decenas de millones de dólares y fortaleció una alianza entre el gobierno del presidente Duarte y el de Ronald Reagan.
¿Es Chávez una amenaza para El Salvador? Chávez es una amenaza para El Salvador, sería la respuesta de muchos. ¿Por qué sería el socialismo del siglo XXI, centro de la política expansionista del presidente venezolano, un peligro para El Salvador? Porque, después de 20 años de neoliberalismo, socialismo es mala palabra en estos lares. La economía salvadoreña depende de dos grandes fuerzas: las remesas familiares y la gran empresa. ¡Son millares y millares de pequeños empresarios los que mueven las ruedas económicas del país! Dirán muchos. Pero el Principio de Pareto se aplica con mucha más razón en economías como la nuestra.
El FMLN no esconde su especial y próxima amistad con el gobierno de Chávez. Eso no viene de hoy. Schafik Hándal era muy buen amigo del dictador venezolano y con frecuencia salía en el retrato acompañado de Fidel Castro y Hugo Chávez. Eso, hablemos claro, asusta a muchos salvadoreños. Estamos ante un hecho real. El FMLN en El Salvador es hermano gemelo del FSLN en Nicaragua. En Nicaragua, el presidente Ortega es amigo predilecto de Hugo Chávez y está recibiendo ayuda sustancial de la economía petrolera de Venezuela, como recibió apoyo de varias formas durante la campaña política que lo llevó a la presidencia.
¿Sería una catástrofe económica si el FMLN gana las elecciones el próximo año? Creo que las circunstancias actuales y las de 2009 son y serán distintas a las de finales de la década de 1970 y principios de la siguiente, cuando hubo una fuga de capitales que hizo tambalear la economía nacional. Hoy el gran capital (ese 80 por ciento de Pareto) tiene raíces mucho más profundas e intereses más fincados en El Salvador que los de aquel entonces. Los bancos hoy son todos grandes conglomerados extranjeros que no huyen así porque sí de un país que cambia gobierno.
La alternancia en el poder -sueño de muchos- es parte fundamental de la democracia. Pero el temor a lo desconocido juega un papel preponderante en las decisiones de quienes, a la hora de votar, deciden qué y quién es lo que más conviene al país.
Lea más sobre este tema, hoy en mi blog, http://netorivas.blogspot.com
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