Asegura que no “le temblará la mano” para firmar la credencial del ganador de las elecciones presidenciales, aun y cuando este sea el partido contrario al que representa. Walter Araujo, presidente del TSE, defiende así, con mucha vehemencia, el rol del organismo que dirige y cuestiona que, pese a los señalamientos de fraude, nadie ha presentado prueba alguna.
El que va a decir si le gusta o no le gusta la campaña es el único y verdadero árbitro de esta contienda: el pueblo salvadoreño.”
“A mí no me van a quitar el valor de felicitar a aquella persona que el pueblo le haya dado la posibilidad de comandar al país.”
Jessica Ávalos
¿Cree que la transmisión de resultados no corre ningún riesgo?
Es que ya está certificada y verificada por la OEA. No es algo nuevo, no es algo que acabamos de inventar hace tres meses. Es el estándar internacional que la OEA estaba utilizando.
El magistrado Chicas ha expresado dudas sobre ese sistema.
Son cuestiones partidarias. Yo al interior del Tribunal estoy muy contento con el magistrado Chicas. Ha ido mostrando interés en el trabajo en estas elecciones, pero él tiene un gran problema: tiene una doble chaqueta. Lo vemos en las fotografías donde aparece en la comisión política de su partido. El magistrado al interior trabaja y colabora, pero lógicamente tiene la obligación de acompañar las razones infundadas del FMLN.
Son varias dudas las que expone.
Eso no nos va a detener, por el contrario. ¿Qué le ofrecemos a aquel que tenga dudas? Apertura, transparencia. ¿Qué dato quieren? Es más, busquemos un ente independiente técnico que venga a certificar lo que la OEA ya certificó en 2006. Estamos abiertos. Estas son las muestras de transparencia. La obligación del TSE es abrirlo al país para que quede totalmente claro que ahí no puede haber ninguna trampa, que es un proceso completamente transparente, aleatorio, que no puede ser manejado por nadie ni instrumentalizado políticamente. No tenemos ningún temor, porque estamos haciendo lo correcto.
Casi a diario se escucha hablar de fraude. ¿Qué piensa entonces de esos señalamientos?
La actitud de un buen salvadoreño debe ser de confianza. Hermanos de otros países vienen a pedirnos que generemos la confianza en el proceso. El TSE no va a contestar sobre supuestos, va a contestar con hechos y acciones.
Pero hay encuestas que señalan que la población desconfía del TSE y del proceso.
Yo tengo una explicación: imagínese que el 20% desconfíe del TSE. Partamos de que siempre hay un cúmulo de personas que nunca está de acuerdo y nunca cree en nada, y si a eso le suma un 30% de aquella militancia que quiere a un candidato y ese candidato dice que va a haber fraude… ¿Cómo quiere usted que la evaluación salga más arriba de esos porcentuales? Es totalmente normal.
¿Y qué responsabilidad tiene usted y el TSE en los niveles de desconfianza de la población?
Yo no me siento, en lo absoluto, responsable en esos niveles de desconfianza. Lo digo con toda claridad: en lo más mínimo, porque yo he trabajado con entrega y dedicación en este proceso electoral. Quien fue electo diputado o alcalde en 2006 fue electo. A pruebas me remito: la alcaldía de San Salvador. Eso es ser democrático. He trabajado incansablemente en tiempo. Claro, nada es perfecto. Solo Dios es perfecto. Además no solo soy yo. Mi voto no vale más que el de los otros magistrados.
Ex magistrados han dicho que el TSE no es un árbitro confiable.
A mí me da risa, porque no me puede dar lástima. Me da risa que el hoy político Julio Hernández, que fue magistrado por el FMLN, cuando fue magistrado habló tanto. Votaban siempre por lo que ellos querían. ¿Y por qué no establecieron voto residencial? Este Tribunal por lo menos está implementando el voto residencial.
¿Está conforme entonces con el trabajo que ha hecho en el TSE?
En lo que a mí me concierne he actuado correctamente, diligentemente, y estoy muy orgulloso porque el personal técnico del tribunal ha hecho procesos más eficientes. Yo le garantizo que habrá elecciones sin ningún contratiempo. No corremos ningún peligro. No tenemos ninguna alerta roja. El proceso va deslizadito, deslizadito, deslizadito.
¿Y qué le dicen entonces las denuncias de fraude?
Yo no me doy ninguna responsabilidad. Sí me permito como presidente de esta institución decir quiénes son los generadores de la desconfianza, quienes hablan de fraudes sin pruebas. Y ahí hay dos factores: tienen miedo a ser derrotados o, simplemente, son ignorantes. Ojalá sea lo segundo. Y ojalá lo primero no sean estrategias tendentes a preparar actos violentos en caso de una derrota.
¿A su juicio se está usando esa palabra fraude con otros fines?
No ocupemos la palabra fraude para ocultar nuestras falencias. No ocupemos la palabra fraude para tapar nuestras debilidades, mejor apoyemos con confianza los procesos. Es más, le pido a la OEA, le solicito a la misión de la Unión Europea, al resto de la observación, que cuando haya una denuncia que la procese inmediatamente y que haya pronunciamiento sobre cualquier punto.
¿No cree que algunas acciones que ha tomado el Tribunal han abonado a esa idea de fraude?
No veo ningún elemento. A mí que me expliquen cómo va a haber fraude en este momento, que me lo digan cómo. Y si alguien tiene la brillante idea de cómo mejorar el proceso para cerrar cualquier rendija, cerrémosla. Yo no creo que exista ningún hueco. Le pido a Dios que los ilumine y que los haga entrar en razón, porque cómo es posible que pretenden ganar una elección hablando de fraude.
¿Y personalmente cree que ARENA y FMLN tienen la madurez para aceptar una derrota?
No puedo partir de supuestos. Quien ha denunciado que puede haber fraude ha sido el señor Funes. Yo le pido que nos diga a dónde. Le pido al FMLN que nos sentemos si duda de un tramo. Les explicamos cómo vamos a hacer y que quede explicado que la cosa es buena. En cambio, he visto la actitud del ingeniero Ávila al decir que confían en la autoridad electoral.
Algunos candidatos siempre se proclaman ganadores antes del resultado. Puede pasar lo mismo en este proceso. ¿Qué hará?
Hago un llamado desde hoy a respetar una cosa, a respetar el resultado que el TSE debe de dar. Yo le hago un llamado a los partidos a no proporcionar datos o hacer actos que vayan más allá de lo que el Tribunal pueda dar. No actuemos diciendo que tenemos datos. Que esta sea una fiesta, donde gane quien gane, podamos felicitarlo. Qué bonito es ver a un presidente electo reconociendo que el opositor hubiese sido un excelente presidente, y qué bueno que el que no ganó le brinde apoyo al que es su presidente. Esa muestra me lleva a hacerle un llamado total al país, a todos los partidos: el país no termina con el evento electoral de 2009. El 16 de marzo seguirá siendo El Salvador.
¿En el país se pueden ver este tipo de muestras como la hubo en EUA?
Creo en el salvadoreño, creo en la gente, creo en los partidos políticos y creo, después de más de 15 años de haber firmado la paz, que el país está preparado para demostrarle al mundo que es un país maduro democráticamente.
¿Y qué piensa de las denuncias de campaña sucia?
Si aquí no hay que silenciar nada. Esto es una contienda electoral. El país fue a una guerra por falta de libertad de expresión de los espacios políticos. Aquí que se digan lo que quieran, las verdades. Que se señalen y que el otro le diga eso no es cierto. Eso no son campañas sucias. Esto no es un ‘peace and love’. En español: esto no es amor y paz. Se llama contienda electoral. Es contraponer la idea del uno contra el otro.
¿O sea que usted siente cómodo con el nivel de la campaña?
Totalmente. Yo he vivido experiencias democráticas en todo el mundo. Los niveles de la campaña electoral en El Salvador son niveles totalmente racionales, hasta suaves. Sino preguntémosle al presidente Chávez que le dice al principal líder en una gobernatura narcotraficante, le dice que es un golpista. ¡Por Dios Santo, si aquí estamos en una campaña suave! Y si alguien ha hecho actos en el pasado del cual se avergüenza, que pida perdón y que siga adelante.
¿Y en aras de la libertad de expresión no se puede transgredir la línea del respeto y daño a la moral de los candidatos?
Las faltas de respeto el TSE no lo faculta la ley a calificarlas. El que va a decir si le gusta o no le gusta la campaña es el único y verdadero árbitro de esta contienda: el pueblo salvadoreño. Es el que tiene que pronunciarse, no el Tribunal.
¿Qué ha sido más complicado para usted en este proceso?
Tener que lidiar con unos magistrados que no quieren acompañar públicamente lo bueno en que hemos avanzado en este tribunal. Lidiar con una posición como la del magistrado Chicas es duro. A mí que griten, que canten, que salten; la línea recta que me he trazado como persona correcta en el país en esta materia no me la va desviar nadie. Mis convicciones son demasiado profundas. Eso no me va a hacer mover ningún ápice de lo que creo que hay que hacer de la forma correcta. ¿Que si molesta? No lo niego, soy ser humano. ¿Cuándo va a ser juzgado Walter René Araujo Morales? Cuando tengamos los resultados firmes de las elecciones.
¿Qué pasa si el 15 de marzo usted tiene que proclamar a Mauricio Funes como presidente?
La persona que salga electa, se llame Mauricio Funes, se llame Rodrigo Ávila, se llame Milagro Navas, se llame Salvador Sánchez Cerén… se llame como se llame, la persona que gane su elección con el voto popular… A mí ni me va a temblar la voz par decir que alguien ganó, no me va a temblar la mano para firmar la credencial, ni me va a quitar el valor de felicitar a aquella persona que el pueblo le haya dado la posibilidad de comandar el país.
¿Ese tipo de convicciones no le generan resquemores en su partido?
Yo no estoy involucrado en la política partidaria. No voy a las actividades de ARENA. Me debo a ciertos actos de protocolo que no inciden en momentos de decisión política. He ido a lo menos posible porque entiendo mi posición.
Habla de actos públicos, ¿pero reuniones privadas con COENA, ARENA estratégica?
No, no, no, fíjese que no. Se lo puedo decir con toda la tranquilidad del mundo. No tengo ningún nivel ni de participación, ni en discusión y evaluación de aspectos de ARENA. No estoy contaminado del accionar partidario. ARENA es una institución democrática que si alguien gana las elecciones, lo va a reconocer abierta y públicamente.
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