Quedan solo unos días para la elección de diputados y alcaldes. Seguramente se intensificará la propaganda electoral en este corto período, pero ya he perdido las esperanzas de que los partidos dediquen siquiera algo de sus recursos a ofrecernos lo único que realmente nos interesa a los votantes: información útil para tomar nuestras decisiones.
Escrito por Joaquín Samayoa
Soy un ciudadano que se mantiene bastante atento al quehacer político, pero a pesar de ello todavía no cuento con la información más básica para emitir racionalmente mi voto. En lo que concierne a mi circunscripción electoral, lo único que sé es que Óscar Ortiz es nuevamente candidato a alcalde por el FMLN y que una señora de apellido Costa, cuya foto vi ayer colgada de un poste en la calle Chiltiupán, es candidata a diputada por el CD en el departamento de La Libertad.
Aunque antes he votado por Óscar Ortiz y muy probablemente lo haré también esta vez, me habría gustado conocer y ponderar las otras opciones. Pero, nada, ni siquiera conozco los nombres de los candidatos. Ni hablar de su personalidad o de sus ideas o de la experiencia que los califica para aspirar al cargo. Y sobre los candidatos a diputados, confieso una ignorancia todavía mayor, de la cual no me siento culpable, pues, como dije, suelo estar atento; talvez mucho más atento que la mayoría de salvadoreños.
Todos los días veo si han deslizado algún volante bajo mi puerta. Nada. Algunas veces logro dominar el impulso de cambiar el canal de TV o la estación de radio cuando ponen alguna pieza de propaganda. Nada tampoco por ese medio, excepto algunos “spots” en los cuales aparecen, en manada, los candidatos del FMLN o de ARENA, sin que sea posible discernir cuáles de ellos representan a cada departamento. Recuerdo haber escuchado también algunos mensajes radiales en los que Héctor Dada se presenta como candidato y, como voz que clama en el desierto, habla de decencia. Hasta ahí llega mi conocimiento.
Mi avidez de información me ha llevado a extremos de los que no me creía capaz. Me he tomado la molestia de leer algunos artículos de ciertos “blogs” que más bien parecen cloacas cibernéticas. Ahí tampoco encuentra uno la información que necesita, pero reconozco que son útiles para tomarle la medida a la intolerancia y a la vulgaridad que algunas personas exhiben con arrogancia como patética muestra de lo que para ellos debe ser la capacidad crítica, la libertad de expresión y la conciencia ciudadana.
En resumidas cuentas, faltan pocos días para la elección y sospecho que casi nadie tiene la más remota idea de quiénes son ni qué proponen los candidatos a alcaldes y diputados. Otra oportunidad desperdiciada por nuestros flamantes partidos políticos para elevar el nivel de conocimiento y cultura democrática. Otra cincelada que profundiza la incisión con la que los partidos graban en piedra el mal nombre de la política en este sufrido país. ¿Hasta cuándo han de abusar de nuestra paciencia?