Antonio Saca cierra su período de gobierno con la inseguridad como su principal dolor de cabeza. A juicio de gremiales empresariales y de instituciones como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la seguridad es la mayor deuda del mandatario.
“Si bien es cierto que en algunos delitos se ha avanzado, tenemos pendiente el tema de los homicidios, que nos preocupa enormemente. Sobre todo estos últimos incrementos que se han dado”, señaló el presidente de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), Federico Colorado.
Las cifras cuentan. El Salvador tiene una tasa de 57 homicidios por cada 100,000 habitantes. A la fecha, se registra un promedio de 14 asesinatos diarios. En junio de 2004, cuando Saca asumió la presidencia, las estadísticas reflejaban un promedio de siete muertes violentas cada día.
Colorado considera que es necesario iniciar una depuración permanente de la Policía Nacional Civil (PNC) y del Órgano Judicial para evitar que el crimen organizado desborde la institucionalidad y para garantizar “que las personas que están al frente de la seguridad del país están permanentemente auditadas”.
“En el tema de la delincuencia hay mucho que hacer. Volvió a aumentar el número de homicidios y hechos delictivos en el último período, mucho tiene que ver con las crisis, pero es otro tema que el nuevo Gobierno tendrá que asumir con seriedad”, opinó el director ejecutivo de la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI), Jorge Arriaza.
Los representantes de la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador (CCIES) también se anticiparon la semana pasada al reclamo. “Hay temas negativos que creemos que han quedado pendientes. Uno de ellos ha sido la incapacidad de las instituciones en los temas de seguridad para controlar la violencia”, cuestionó el presidente de la CCIES, Jorge Daboub.
Las tres gremiales coinciden en que la inseguridad es un factor que incidió en la actividad económica del país. “Si algo puede tener un impacto negativo en la generación de empleos, es eso”, reiteró Colorado.
Pero para Saca la delincuencia no es algo que se le salga de las manos solo a El Salvador, el mandatario señaló en el discurso de su informe de gestión —brindado ayer— que se trata de un “fenómeno que se ha transformado en un problema de grandes proporciones a escala mundial”.
“A pesar de contar con pocos recursos, casi hemos logrado erradicar los secuestros. Mejoramos los índices de lucha contra la delincuencia, construimos o mejoramos los recintos carcelarios”, defendió el mandatario.
En materia de seguridad, Saca enumeró dentro de sus logros la entrega de equipos a la PNC, institución que al cierre de esta gestión finalizó sin presupuesto para la compra de insumos básicos como gasolina.
El PNUD también señala que la seguridad es una deuda de la gestión Saca. El coordinador general de ese organismo en El Salvador, William Pleitez, opina que la reducción de la delincuencia requiere la implementación de un plan que contrarreste el desempleo.
“Es importante la creación de un plan que ayude a mejorar el desempleo y la crisis, y esto contribuirá a la reducción de la delincuencia en el país, que es el tema que está en deuda y que lógicamente debe de ser retomado y con prioridad”, sugirió.
Los ex mandatarios de la República Alfredo Cristiani y Armando Calderón Sol defendieron el trabajo de su sucesor en el combate a la delincuencia.
“Uno no puede medir por qué hoy hay más violencia que antes, juzgar que no se ha hecho nada. Si no se hubiera hecho nada hoy fueran mayores los números de hechos delictivos”, justificó Cristiani.
“Al subir la pobreza y el desempleo indiscutiblemente la inseguridad va a subir. Eso es natural. Son retos que le quedan al nuevo Gobierno”, valoró Calderón Sol.
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