Las elecciones se efectuarán en pocos días. Sobre el ganador recaerá la tarea de sacar adelante un país que no ha tenido crecimientos económicos significativos en los últimos años. La crisis mundial ha generado expectativas negativas diversas que han obligado, aun a los economistas más optimistas, a considerar que el mundo tendrá un crecimiento cero en el presente año.
En El Salvador, aunque algunos opinan que el país será afectado hasta junio o julio, la crisis ya se está manifestando de diversas maneras; sobre todo en la pérdida de empleos sobre cuya dimensión y causas parece que no se quiere hablar.
Los candidatos a la Presidencia de la República, sin embargo, pregonan insistentemente sus intenciones de crear miles de empleos, aunque ambos son difusos para explicar cómo lo harán.
En efecto, como ya hemos dicho anteriormente, la generación de empleos pasa por toda una compleja estrategia que supone la existencia de circunstancias endógenas y exógenas que difícilmente podríamos afirmar existen en el país. Es posible crear algunas interiormente, pero eso supone, además de un claro entendimiento del problema, una manifiesta voluntad política, una evidente eficacia y, por supuesto, los necesarios entendimientos partidarios para trazar un rumbo conjunto y trabajar en equipo, haciendo prevalecer los intereses nacionales sobre aquellos que son de carácter personal, político y gremial.
Dado que la pérdida de empleos está afectando a Estados Unidos en una forma brutal y como es casi seguro que la problemática se extienda en el tiempo más allá de lo que se preveía en un principio, nuestro país sufrirá las consecuencias de variadas formas, de las cuales solo señalaremos dos:
Nuestras exportaciones se realizan principalmente hacia Estados Unidos, que es el país donde se originó la mayor parte de la crisis (aunque todo el mundo la sufrirá); consecuentemente, es lógico pensar que El Salvador se verá afectado con mayor inmediatez y profundidad en el comercio internacional hacia esa nación.
Por otro lado, nuestros inmigrantes, que se fueron por falta de empleo en su mayor parte, se están quedando sin el mismo, y ya comienzan a retornar a su país para sumarse a esa masa que ahora no tiene rostro aparente, pero que mañana se convertirá en una multitud que demandará techo y alimentación.
Lamentablemente, la campaña electoral terminó desviándose hacia una serie de descalificaciones e insultos que no han permitido un análisis serio y objetivo de la situación, a fin de lograr propósitos conjuntos y soluciones plausibles y posibles de país, mejor dicho de patria.
Bien dice un pensador, que lo que finalmente forja la FELICIDAD DE UN PUEBLO NO ES SU ECONOMÍA, SINO SU CULTURA.
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