La ex alcaldesa de San Salvador, Violeta Menjívar, sonriente llegó ayer al traspaso de mando al nuevo alcalde, Norman Quijano. Con un beso en la mejilla, le deseó suerte. Enumeró lo que considera son los logros de su gestión, pero también reconoció sus deudas y fracasos.
El principal legado que dejamos es una alta ejecución de proyectos de inversión social. Dejamos una alcaldía que no tiene nada que ver como la están dejándola otras municipalidades: a oscuras y con basura por todos lados. Los 36 meses que estuvimos pagamos completamente a los trabajadores.
Nosotros amortiguamos la deuda. El nuevo alcalde queda con finanzas básicas para poder funcionar, porque entregamos todo controlado.
Lo que hizo falta fue lo que iba en nuestro programa, que es el ordenamiento del centro de la ciudad y los proyectos estratégicos a largo plazo.
Tomamos las providencias necesarias porque desde julio de 2007 todos están protegidos con la Ley de la carrera municipal administrativa.
Hubo disminución de la recaudación, pero hemos recuperar mora y ampliamos la base tributaria. El nuevo concejo tendrá que sortearse con esas finanzas, porque ya hay un impacto aquí y deben buscar no sacrificar proyectos sociales.
Esa es una decisión de la Asamblea de abuso, porque viola la autonomía municipal y eso no es conveniente.
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