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La escuela: un escape

 

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Para que las instituciones educativas no dejen de ser el refugio seguro que aún significa para muchos estudiantes, deben trabajar en la búsqueda de soluciones. “La escuela es como un centro de escape, como un refugio”, afirmó un director. Esta aseveración se ve reflejada en muchos dibujos, especialmente los elaborados por los niños más pequeños.

“Este fue el momento más alegre de mi vida: mi primer día de escuela”, se leía en el dibujo de un pequeño de nueve años. Según la psicóloga, estos mensajes expresan el deseo de los niños por estar en un lugar donde cuentan con protección, apoyo, diversión y aprendizaje. “Los niños están inmersos en una situación de violencia, aunque ellos no anden metidos en esto, deben vivir rodeados de situaciones o con personas violentas”, expresó un subdirector.

“Mi hermana tiene 14 años y me pega. Mi padrastro no se da ni cuenta. Mi mamá no vive con nosotros y a mi papá lo mataron hace como tres meses, porque él era microbusero”, dijo un pequeño de nueve años.

Las historias en donde la violencia ha afectado directamente a los niños también se cuentan por montones. “A mi familia y a mí ya nos han asaltado y pienso que algún día nos puede pasar algo peor. Lo que hay que hacer es andar por las calles donde haya más gente”, relató una niña de 10 años.

Sin embargo,  estos “refugios” también se han convertido en un foco de pandillas: adolescentes y jóvenes que buscan la aceptación a través de acciones delictivas. Los directores reconocen que estos mismos adolescentes motivan u obligan a los más pequeños a incorporarse a estos grupos. “Ahora ya hay niños de quinto y sexto grado en las pandillas, a quienes mandan a cobrar las rentas”, mencionó uno de los directores; mientras que otro aseguró: “A mí me ha tocado ver alumnos asaltando en los buses. Y uno ¿qué puede hacer?”.

Los directores recalcan que se deben buscar soluciones a corto plazo, especialmente porque a esta edad (hasta los 14 años) todavía pueden inculcarse valores familiares y religiosos. “Los niños más pequeños todavía siguen reglas, pero los jóvenes ya cuentan con actitudes de violencia y rebeldía bien marcadas”, explicó.

Para ellos, la búsqueda de estrategias como talleres, orientación cristiana, actividades deportivas y al aire libre, actividades artísticas, la enseñanza de oficios y el apoyo de los padres, pueden ayudar a los jóvenes a salir de las pandillas o mantenerse alejados de ellas. Los deportes, los juegos, la iglesia y la familia son reflejados en muchos dibujos. “El deporte continúa siendo otro instrumento que puede ayudar a fortalecer aspectos positivos y prevenir la violencia”, señaló Cabezas.

Grandes soluciones

Los niños también proponen soluciones a estos problemas. “Para cuidarme, yo no ando sola y tampoco juego afuera de mi casa”, mencionó una pequeña. Y otra agregó: “Yo resolviera toda la situación de violencia dándole cadena perpetua a los que entran a las cárceles”. Una niña de 12 años,  escribió el mensaje: “Para evitar todo esto hay que hacer campañas contra la violencia y que la Policía agarre a los mareros”.  Los directores han solicitado más presencia policial, patrullajes diarios, apoyo económico, infraestructura y más psicólogos. Pero esto no está a la orden del día. Según comentan, “los fondos del MINED no dan abasto”.

Al igual que los niños, directores y docentes que apoyaron con su tiempo esta actividad, también hicieron sus propias catarsis.