En el cuartel central del FBI, en Washington, un oficial confirma su preocupación porque la próxima etapa de las “clicas” esté atada con los carteles de la droga. Lea en las próximas cinco entregas una serie de reportes periodísticos sobre la evolución de las pandillas y los nexos entre “clicas” de El Salvador y los Estados Unidos.
El Salvador y Honduras coinciden en que las pandillas y las deportaciones son capaces de “desestabilizar” la región, como lo hicieron los conflictos armados en los ochenta. LA PRENSA GRÁFICA explica el camino de algunas “clicas” hacia el crimen organizado regional.
La reunión en que narcos colombianos convinieron que
pandilleros salvadoreños llevaran parte de su cocaína
hasta Virginia se efectuó en Nueva York. Asistieron
miembros de una “clica” de la Mara Salvatrucha
establecida en la costa este, integrantes de la pandilla
afroamericana “Crips” y los dueños de la
droga.
El encuentro quedó grabado en los récords de una corte
federal de Virginia que luego condenaría a algunos de
los pandilleros.
Santos, uno de los salvadoreños que estuvo ahí, dice
ahora que todo parecía bajo control, como en ocasiones
anteriores: ellos ponían los carros y los “morenos”,
el contacto colombiano.
Esa vez, sin embargo, un grupo de agentes federales
que lo seguía desde un tiempo atrás tomó las fotos que
condenarían a Santos a seis años de prisión en 2000.
El salvadoreño, iniciado como pandillero en 1985 en
Los Ángeles, narra esta historia desde la oficina de
Gaithersburg (Maryland), donde asiste a un programa
de rehabilitación en el primero de los 10 años de libertad
condicional impuestos por la corte.
“Nosotros teníamos conectes con unos batos ‘Crip’
(pandilla afroamericana) para llevar nuestras ‘ranflas’
(carros) a Norfolk (Virginia) y como los ‘Crip’
eran los ‘midleman’ (subcontratados) de
unos colombianos de Nueva York, nosotros les jalábamos
a ellos las ‘ranflas’ cargadas de cocaína
aquí a Virginia. La cagada fue que nos pusieron el dedo
y la ‘jura’ (Policía) nos tenía bien chequeados,
tenían fotos de nosotros con los colombianos y los morenos
en Nueva York”, se lamenta Santos.
Nueva etapa
El FBI, que hace dos años creó una brigada especial
para investigar a la pandilla salvadoreña, confirma
que conexiones criminales como la descrita por Santos
han empezado a preocupar al buró
Brian Truchon, investigador a cargo de la unidad, dice
que las pandillas controlan “bolsas de territorio”
en las que se asocian a cualquier actividad criminal
que esté disponible, ya sea tráfico de indocumentados
en la frontera méxico-estadounidense o de droga en las
grandes urbes de la costa oeste.
Truchon descarta, por ahora, que las pandillas centroamericanas
controlen por sí mismas el narcotráfico, aunque insiste
en que el FBI ya estudia los nexos detectados. “¿Qué
pasará cuando se den cuenta de que pueden actuar como
un brazo duro para estos carteles o que pueden tomar
el negocio por su cuenta y tener la operación completa?
Esta definitivamente es una preocupación del FBI”,
dice el oficial.
Análisis encargados por autoridades federales en México
han concluido que ya hay ciertas “clicas”
en estados del norte de la costa pacífica mexicana que
funcionan como vendedores al menudeo de los grandes
carteles de drogas: Sinaloa y del Golfo.
“Es cierto que podemos colaborar (con los carteles),
pero hay algo que te voy a decir: acordate que nosotros
somos solos, nos gusta manejar nuestro propio negocio”,
ilustra Douglas, preso en una cárcel chiapaneca desde
hace cinco años e identificado como líder de “clica”,
meses después de que la Procuraduría General mexicana
aseguró que había descubierto zonas de distribución
de drogas en poder de la MS.
En los Estados Unidos, un reporte elaborado por el
condado de Montgomery (Maryland), en la zona metropolitana
de Washington, ya habla de que la pandilla ejecuta “actividades
criminales como sofisticadas redes de robo de carros
y prostitución”. En Falls Church (Virginia), la
Policía local asegura que la mara controla al menos
tres clubes nocturnos donde se practica la prostitución,
incluso de menores.
Nuevos análisis
Científicos y policías en El Salvador coinciden en
que la pandilla ha evolucionado.
“En esta (última) fase, las pandillas dejan de
ser esta especie de confederación de ‘clicas’
para ser parte de una especie de estructura más seria,
más organizada”, admite Miguel Cruz, de la Universidad
Centroamericana.
José Luis Tobar Prieto, subdirector de la PNC, ya investiga
“clicas” dedicadas al robo de carros y secuestro
para lucrarse. Los líderes de estas organizaciones,
dice el oficial, fueron deportados desde los Estados
Unidos y hoy están en cárceles salvadoreñas.