La crisis financiera en Estados Unidos no se resuelve aún, ni sabemos cuán profunda será la recesión mundial. En El Salvador comenzamos a sentir el efecto, pero no estamos en crisis.
Rafael Castellanos
La economía crece a menores tasas, la inflación es la más baja de Centroamérica, la pérdida de empleos no es muy sensible aún, las afiliaciones a la AFP siguen creciendo, a pesar de que hay bajas de empleo y algunos se desactivan. Sin embargo, la oposición y algunos opinados con poco conocimiento real, pero con pluma, repiten que el país está en crisis desde hace 20 años por las administraciones de ARENA y muchos lo creen por falta de información o sesgo político. Aparte de ser falso, daña la moral del país, y una nación con moral baja no supera adversidades igual que una con moral alta.
La única oportunidad en que el país estuvo en crisis fue en los ochenta: estábamos en guerra, había zozobra y se destruyó la infraestructura productiva del país. El mayor daño lo hizo el gobierno demócrata cristiano-militar apoyado por Estados Unidos, pues implementó una política económica centralizada, nacionalizó la banca y el comercio exterior e hizo la reforma agraria más desastrosa del continente.
Los niveles de inversión cayeron, la producción bajó a índices de 25 años atrás. Las políticas centralizadoras que pusieron en efecto, control de precios, control de cambios, la más amplia y descabellada estructura impositiva, cientos de impuestos diferentes, al gusto del presidente Duarte y sus asesores.
El país decreció en su economía como nunca. Igual sucede en países de corte centralista-populista (Bolivia, Ecuador, Argentina y Venezuela), donde a pesar de los enormes recursos naturales que poseen, la centralización del Estado, las políticas populistas sin orden, la indisciplina fiscal, la incapacidad de los gobernantes y su grupo y el capricho o voluntad del gobernante como factor de decisión final, tienen a esos países en crisis económicas grandes.
La situación difícil que enfrentaremos, con disminución de remesas, de exportaciones y contracción del crédito por desconfianza ante la probabilidad de un cambio de sistema, necesita de las políticas indicadas para enfrentar la situación adecuadamente, de las personas capaces que comprendan de economía y de un gobierno que no actúe al capricho del gobernante, sino a la lógica de la economía, con pesos y contrapesos.
Aparte del peligro de que el FMLN se volvería absolutista rumbo al socialismo revolucionario, la duda que consume a los pocos indecisos es una oportuna pregunta: ¿puede el FMLN montar un equipo capaz de manejar bien la crisis que se avecina? La respuesta es claramente no. ¿Puede ARENA y la derecha amplia montar un equipo capaz de ello? La respuesta es, evidentemente sí. Para bien o para mal, en la derecha está concentrado el talento y capacidad en estas materias; la izquierda democrática, y la ortodoxa más aún, lo descuidaron o no fueron incentivo para atraer a estos talentos.
A la pregunta de quién está más capacitado para manejar la crisis que se avecina, la respuesta de los que saben y de las encuestas es ARENA. La izquierda probablemente agravaría la crisis incluso con buenas intenciones.
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