El ex alcalde capitalino e integrante del equipo de gobierno de Mauricio Funes asegura que la nueva administración enfrentará una situación financiera difícil y que ya han comenzado a vislumbrarla.

¿Cómo avanza el proceso de transición?

Creo que va bien, y además en los tiempos y con las dinámicas correctas. Hay que hacer notar una cosa: esta es una experiencia inédita, es un proceso que no se había dado antes, y a mi juicio tiene mucha riqueza. En medio de esto hemos comenzado uno de los primeros pasos, que es el diagnóstico, y ya no el diagnóstico general, sino el específico, por sectores. En la búsqueda de ese diagnóstico nos hemos encontrado con que en el área del financiamiento del Estado la situación es peor de lo que esperábamos.

¿Qué implica eso?

Ya el mismo gobierno se encargó de dar la primera campanada cuando dijo que el dinero no alcanzaba para pagar subsidios, en contraste con el discurso que se vino manejando hasta el día antes de la elección presidencial: que no había de qué preocuparse, que la gestión era exitosa, que los ingresos iban bien. Hoy resulta que la situación no era así. Entonces había populismo, oferta sin plata, y sobre la base de ese populismo es que hoy tratamos de construir cosas nuevas.

¿Cómo se traduce en términos financieros?

En la medida en que hemos ido entrando en la brecha de hacer el diagnóstico, nos hemos podido dar cuenta de que no solo son los subsidios, el gasto corriente del Estado regular tampoco se puede financiar.

¿Incluye salarios?

Nos hemos dado cuenta, a través de los proveedores, que la Dirección General de Tesorería no ha sido capaz de cumplir con sus compromisos para cubrir todo el presupuesto del Ministerio de Salud del mes de enero. A estas alturas conviene dejarlo claro, no con ánimos de crear controversia, sino para esclarecer el diagnóstico. Partimos de un punto de partida así de caótico. El déficit ronda los $10 millones en salud.

¿Qué no se ha pagado?

Pago de servicios, vacunas. Es justo aclarar que en estos meses se ajustan más los cinturones, pero estamos ante una situación de déficit más alarmante de lo que pensábamos.