Acordamos como fecha plazo para recibir el primer informe el próximo 15 de abril. Mientras tanto, cada equipo está trabajando en sus respectivas áreas. Algunos, incluso, han ampliado su integración invitando a otras personas a que formen parte de los equipos. Además hay un trabajo que no se puede despreciar, que es el que hicieron las diferentes mesas integrantes del Diálogo Social Abierto.
Además, a todos los integrantes del equipo de gobierno les he pedido que no comprometan con sus declaraciones al nuevo gobierno. Las posiciones expresadas por ellos a los medios de prensa son opiniones personales y sus aportes en los equipos de trabajo son justamente eso: propuestas de medidas de gobierno que deberé evaluar y tomar decisión sobre ellas. De la misma manera como la posición del nuevo gobierno sobre el tema de la deuda externa no es la adelantada por Gerson Martínez, cuyas opiniones dicho sea de paso me merecen respeto, tampoco mi visión sobre el involucramiento de las Fuerzas Armadas en labores de seguridad pública es la expresada por el coronel David Munguía Payés recientemente. Yo no estoy de acuerdo, para el caso, que por el hecho de que la Policía haya sido rebasada por el narcotráfico deba trasladarse esa responsabilidad a la Fuerza Armada. Las misiones de la institución armada en el país están definidas por la Constitución y yo no seré quien pase por encima del texto constitucional.
Mi gabinete estará definido por la pluralidad y la idoneidad. Como ya lo he anticipado en otras ocasiones, escogeré a los mejores ciudadanos, quienes deberán tener una trayectoria profesional intachable, vocación de servicio público y sobre todo, un firme compromiso con los cambios que el país demanda. No habrá cuotas partidarias ni pago de lealtades. El signo fundamental de mi gobierno será la unidad y esta solo se puede construir si desde la integración misma del gabinete se envían señales claras de concertación y de entendimiento con otras fuerzas políticas y sociales del país.
Antes de las elecciones tuvimos algunas reuniones para analizar perfiles, y juntos llegamos al convencimiento de que el partido no debe pretender vaciarse en el gabinete. Los dirigentes del FMLN están conscientes de que el rol del partido es contribuir a la construcción de un gobierno democrático y plural y como ellos mismos lo han dicho en varias oportunidades, estarán atentos al llamado que les haga como presidente de la República. En los próximos días retomaré las reuniones con el partido para analizar de nuevo el tema.
El gabinete no puede estar marcado por el sesgo ideológico porque iría rumbo al fracaso. Yo no puedo obligar a nadie a que abandone sus principios ideológicos, pero sí puedo pedirles como presidente electo, y después ya en el ejercicio público, que no intenten sobreponer su ideología a las necesidades del país.
El rumbo estará definido por lo que haya que hacer para transformar a El Salvador en una sociedad justa y solidaria, para alcanzar mayores niveles de crecimiento y bienestar de la población. Son los intereses de la población, sobre todo de aquella que necesita una acción urgente del gobierno, los que definirán el rumbo a seguir. Pero la técnica misma no puede verse divorciada de la realidad y del compromiso político de transformarla. Un análisis técnico me podría indicar que debo recortar gasto social, pero yo no lo voy a hacer si con eso estoy afectando aún más la vulnerabilidad económica y social de amplios sectores de la población. En resumen, no será la afiliación partidaria ni tampoco solo la formación técnico-profesional lo que definirá la elección del gabinete, sino sobre todo su vocación de servicio público y su compromiso con la transformación ineludible que el país demanda.
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