“No es un crecimiento bueno”, reconoce el presidente de la República, Antonio Saca, tras pronosticar —dada la realidad de las cifras a febrero y de la situación de C. A.— que la economía salvadoreña crecerá en su producción no más del 0.5% este año, el crecimiento más bajo que registraría El Salvador en las dos últimas décadas, según datos del Banco Central de Reserva (BCR).
“Lo más seguro es que tengamos un crecimiento del 0.5%, vamos a seguir creciendo, pero claro, el crecer 0.5% es crecer menos que la población… no es un crecimiento bueno”, reitera el mandatario, quien junto a los presidentes de Centroamérica ha convocado a todos empresarios de la región y los ministros de Economía y Finanzas, a una cumbre en Nicaragua para discutir algunas medidas sobre cómo enfrentar la crisis. “Una crisis que no va a durar poco”, agrega Saca, para quien el reto de este encuentro —a realizarse el próximo 19 de mayo— será que la crisis no afecte el empleo, aunque reconoce “va a generar más pobreza, nos va a generar más deuda”.
Los crecimientos más bajos registrados desde 1991 a la fecha se dieron en 1996, cuando Estados Unidos enfrentó una crisis, y en 2001, cuando El Salvador vivió dos terremotos. En ambos casos, el PIB del país llegó a 1.7%.
La proyección del 0.5% surge solo horas después de que el BCR también disminuyera el crecimiento que se había afirmado tener en 2008. Lo bajó de un 3.2% estimado en diciembre pasado a un 2.5%, aunque sigue siendo un crecimiento preliminar.
La apuesta ahora para recuperar el crecimiento y enfrentar la crisis es —ante la débil economía norteamericana— apostarle al mercado centroamericano, que mueve en promedio $6,000 millones al año, además de fortalecer la integración regional y el acuerdo de asociación con la Unión Europea. Y ahí ve Saca la agenda principal que debe desarrollarse en el encuentro en Managua.
Incluso Saca dijo que está dispuesto a trabajar en medidas conjuntas con el nuevo gobierno, y ha solicitado ayuda al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para supervisar el proceso de transición.
Mientras tanto, los empresarios salvadoreños dicen que en estos momentos la atención debe centrarse en definir medidas anticrisis, antes que seguir pronosticando tasas de crecimiento (ver secundaria).
Pero aunque el presidente Saca reconoce una caída en todos los indicadores económicos —recaudación, exportaciones, importaciones, remesas—, prefiere “inyectarle optimismo” a la situación, y eso significa para él dejar de ponerle alguna definición técnica a la caída en el crecimiento. “No, no hay recesión. En recesión ya la hubieran despedido a usted y a un montón de gente. Hay que saber manejar esto, porque de repente le inyectamos a la gente el germen de la princesa y si nos sentimos en crisis no salimos de la crisis”, señaló el mandatario.
Sin embargo, apenas ayer la presidenta del Banco Central de Reserva (BCR) dijo que por la tendencia que muestran los indicadores “no descartaría” que el país vaya camino a una recesión, pero que se sabrá con certeza hasta septiembre, cuando se tenga los índices de crecimiento de los dos primeros trimestres del año.
Finalmente, el presidente, aunque reconoce que la carga de subsidios y la crisis ha puesto en apuros al Gobierno y se han enfrentado algunos “retrasos en pagos”, rechaza que eso implique que el Estado esté insolvente y que vaya a entregar un gobierno quebrado a Mauricio Funes.
“El país no esta en quiebra, el país va caminando… Yo no tengo duda de que pueda haber retrasos en algún ministerio, pero en general el Gobierno ha pagado. Vamos a entregar al país con liquidez y orden macroeconómico”, defendió.
“Las finanzas han tenido un impacto también hacia la baja, no es un impacto que afecte los programas sociales ni afecte el normal desarrollo del gobierno, tanto del actual gobierno como del que asumirá a partir de junio”, afirmó Eduardo Ayala Grimaldi, secretario técnico durante una entrevista.
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