“Nuestros políticos debieran actuar como pensaba John Stuart Mill hijo, ahora actúan como pensaba el padre.”

Mi filósofo favorito del siglo XIX es John Stuart Mill el joven, campeón de las libertades individuales o de los ciudadanos, de cuyo pensamiento siempre vigente, podemos nutrirnos constantemente. En la pequeña ventana de oportunidad que la política local presenta, se puede aplicar a la elección de los funcionarios de segundo grado, Corte Suprema de Justicia, fiscal general y Corte de Cuentas.

El padre de Mill, del mismo nombre, filósofo importante, postulaba la conveniencia de que los ciudadanos se expresaran sin restricciones. Eso serviría para que se desahogaran y hubiera menos tensiones sociales, pero las decisiones las debían tomar un grupo de ilustrados, no necesariamente hacer caso de “la plebe”, o el ciudadano común. Su teoría se denomina utilitarismo.

A la muerte de su padre, John Stuart Mill hijo desarrolló su propio pensamiento y publicó su famoso ensayo “On Liberty”, obra iluminadora.

Coincidía en la conveniencia de que los ciudadanos se expresaran, pero a diferencia de su padre, consideraba que había que tomar en cuenta las opiniones que se escuchaban, que de eso saldría una mejor sociedad.

Las evocaciones de Mill padre e hijo reflejan exactamente cómo han actuado nuestros políticos y cómo deberían actuar.

Sin duda aquí hay libertad irrestricta de opinión. Los ciudadanos comunes se expresan individualmente, en espacios de opinión, por medio de tanques de pensamiento como FUSADES, o por el voto.

Pero al igual que Mill padre, la práctica de nuestros políticos es que las decisiones las toman unos cuantos, no necesariamente por ilustrados, sino por ejercer el poder, al margen de las opiniones y presiones de la mayoría.

La evolución de nuestra democracia en el país exige cada vez más fuertemente que el comportamiento de los funcionarios que elegimos y de los jerarcas de los partidos políticos a quienes les damos nuestra representación para gobernar escuchen y tomen en cuenta las opiniones de los ciudadanos, que sean menos utilitaristas.

Los temas que van teniendo consensos sociales, los que dominan el debate ciudadano, son los que deben ser escuchados y llevados a ejecución.

Una temática que ha sido demandada extensamente por la sociedad es cambiar la forma en que se eligen la Corte suprema de Justicia, el fiscal general de la República y la Corte de Cuentas. Que deje de ser un arreglo a conveniencia coyuntural de los partidos, o del pequeño grupo que los controla y que pase a ser como debe, a conveniencia de la sociedad y del país al que los diputados que eligen han jurado o jurarán servir.

Se abrió una pequeña ventana de oportunidad con la llegada del FMLN al Ejecutivo, con el descarrilamiento del pacto que parece había para elegir fiscal y magistrados y con el debilitamiento del PCN.

Esperamos que los partidos elijan a las personas adecuadas por sus méritos, sin repartos por conveniencia partidaria. El fortalecimiento que le darán a la institucionalidad del país y a la democracia sería un salto cuántico. No dejemos pasar la oportunidad, muy probablemente la ventana se cerrará en cuanto pasen las actuales circunstancias.

¿Tendrán la voluntad de trascender?