Ya existen generaciones que nacieron en la era digital de internet. Lograr que el impacto en los más chicos sea positivo es la apuesta más difícil.
Por un lado ha significado nuevas posibilidades de acceso a conocimientos y por otro ha abierto la puerta a que niños se vean expuestos a contenidos dañinos. En un cibercafé de Chirilagua, en un cartel se lee “No Porno, siempre hay algo más interesante que ver”, un consejo duro de hacer cumplir.