Tres primos, residentes en el cantón El Sauce de Soyapango, salieron a buscar algo para poder alimentar a sus familias. Ninguno tenía un empleo fijo, algo bastante común en la zona donde residen, con poco acceso y sin fuentes de empleo cercana. Murieron juntos.
El martes 2 de febrero, Óscar Moisés Pineda Cruz, de 24 años, y los hermanos Julio César y Daniel Eliseo Barahona Rivas, de 30 y 21 años, respectivamente, iban de regreso a sus casas. Venían de una finca ubicada en el cantón El Rosario, del municipio de Tonacatepeque. Llevaban consigo un saco de nylon repleto de naranjas que habían sustraído de una finca cercana. También cargaban con una gallina que más tarde sería el alimento de su familia. Algo de eso también sería comercializado.
Los mataron en un camino desolado, rodeado de vegetación, cerca del río Las Cañas. Los agentes policiales encontraron los cuerpos de los tres jóvenes, sin camisas. Dos de las víctimas habían sido asesinadas por la espalda. El tercero había recibido el disparo en la cabeza. En la escena del crimen los miembros de la unidad técnica y científica de la PNC recolectaron tres casquillos de escopeta y dos más de una pistola calibre 9 milímetros. La identificación de los cuerpos se demoró hasta más allá de la media noche; era un martes, y un grupo de mujeres, familiares de los jóvenes, esperaban con desconsuelo. Aseguraron que sus familiares realizaban a menudo esos trayectos, en busca de comida. Ya habían recibido amenazas.
La extrema pobreza de esta familia quedó plasmada en la forma en la que tuvieron que enterrar a sus seres queridos: todos en una sola fosa, en el ya saturado cementerio general de Soyapango. Una sola lápida con un fragmento de un salmo y la fecha de la masacre fue lo que quedó sobre su tumba, después de la ceremonia de despedida.
Las primeras investigaciones apuntaban a que el triple homicidio pudo haberse cometido por algún vigilante de los terrenos privados donde transitaban o por el propietario mismo. Otras versiones hablan de que pudo tratarse de un encuentro con pandilleros, que ocupan esos caminos como un corredor. Esta última versión tomaba fuerza porque las autoridades reportaron otros tres crímenes en la zona y en fechas cercanas.