Los datos de la economía salvadoreña revelan una desigualdad que se manifiesta en el mercado laboral, puesto que las mujeres, en promedio, tienen salarios inferiores a los de los hombres y están más desprotegidas, debido a que tienen una incidencia más alta de la informalidad.
Según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples de 2016, que elabora la Dirección General de Estadísticas y Censos (DIGESTYC), del Ministerio de Economía (MINEC), los trabajadores salvadoreños recibieron un salario mensual promedio de $302.16.
No obstante, al ver las cifras por sexo, se evidencia una desigualdad. Los hombres ganaron mes a mes $326.92, mientras que las mujeres, solo $270.58, esto es una diferencia de $56.34 y significa que si la mujer trabajadora promedio fuera hombre, tendría un salario 20 % mayor. Para un hombre, ser mujer sería ganar 17 % menos. La EHPM muestra una relación entre los años de estudio finalizados y el nivel de ingreso, pero en todo caso hay una desigualdad entre hombres y mujeres.
La brecha salarial entre hombres y mujeres no es algo propio de los trabajos menos calificados, al contrario. A más años de escolaridad, la diferencia en los salarios entre hombres y mujeres es mayor. Así, la diferencia entre una mujer y un hombre sin estudios o con hasta tres años cursados no es más de $30. Pero con 13 o más años de escolaridad, la diferencia ronda los $90. Además, el sector que más emplea es el de comercio, restaurantes y hoteles, que también es una rama donde laboran más mujeres que hombres. No obstante, estas ganan al mes, en promedio, $109.26 menos.
En otras áreas con predominancia femenina, las mujeres también ganan menos, como es el caso de la industria manufacturera y el servicio doméstico. Aunque hay algunas áreas, como la administración pública y la enseñanza, en donde las mujeres ganan más.
En su último informe, el Departamento de Economía de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) consignó que “en el área urbana el salario masculino promedio entre 2006 y 2015 es de $272.30, en el caso de las mujeres es de $204.5, para un mismo nivel de escolaridad de 7.4 años aprobados.
En el área rural, el salario promedio de los hombres entre 2006 y 2015 es de $198.9, mientras que el de las mujeres es de $156.4, para un nivel de escolaridad promedio de 4.3 grados aprobados”.
Además, la UCA señaló que las estadísticas de la DIGESTYC no reflejan todo el trabajo que realizan las mujeres, ya que en el sector agropecuario estas tienen un “doble papel”, y que se cataloga como “amas de casa” a mujeres que sí participan en la producción agrícola y no solo en actividades de cuido.
Pedro Argumedo, investigador del Departamento de Estudios Económicos de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES), señaló que el problema del empleo recae en el poco crecimiento de la economía, que afecta a las mujeres, que son relegadas a la inactividad y que también tienen una alta presencia en el sector de la micro y pequeña empresa (mype), que en gran medida se caracteriza por ser de supervivencia y estar en la informalidad.
De acuerdo con el último estudio diagnóstico que hizo la Comisión Nacional de la Micro y la Pequeña Empresa (CONAMYPE) que data de 2005, el 78.2 % de quienes devengan en empresas de subsistencia genera ganancias menores a un salario mínimo.
De acuerdo con FUSADES, 25,500 mujeres por año quedan fuera de la fuerza laboral, y solo 12,000 personas encuentran un trabajo formal, el empleo, lo que deja una brecha de 34,900 empleos no creados.
Además, Argumedo señaló que ocho de 10 personas en inactividad son mujeres. De acuerdo con FUSADES, muchas “se ven obligadas a desvincularse del mundo laboral por el cuido de los menores”. La EHPM revela que los hombres que no están buscando trabajo citan como razón sus estudios, mientras que para las mujeres, la razón son las actividades domésticas.
Trabajo invisible
La UCA advirtió que el trabajo de las mujeres en el área agropecuaria no está siendo registrado por las estadísticas oficiales, porque se les cataloga como amas de casa, cuando sí participan de la labor agrícola. Señalan que las mujeres juegan un doble rol, por el trabajo hogareño.
Tendencia
La desigualdad en los ingresos entre hombres y mujeres no es un fenómeno solo de 2016, sino que es algo que se refleja cada año en las estadísticas oficiales. Además del nivel salarial, se evidencian otras desigualdades, como la inactividad y la informalidad en la mype.