La semana pasada me encontré casualmente con un diputado del FMLN que tiene las credenciales bien ganadas de ser el más férreo opositor del gobierno y del modelo económico. Al comentar rápidamente la situación económica mundial y sus implicaciones en el país, le insinué que su partido tenía en esta coyuntura una oportunidad de oro. Podía dar muestras de que le estaba apostando a El Salvador flexibilizando sus posiciones y sumándose a un esfuerzo nacional para enfrentar la situación, lo cual podría sumarle votos. Murmuró que la sugerencia era interesante, pero dejó entrever que le “valía”.
ARENA anuncia su disposición a conquistar su quinta victoria presidencial con el vigor anticomunista de siempre y con sus planteamientos tradicionales, mientras su candidato hace ofertas diferentes. Ya veremos durante esta larga campaña si el candidato logra modular las posturas del partido.
Los partidos políticos y sobre todo los “grandes” en lo que a capacidad económica se refiere han comenzado la anunciación y promoción de sus candidatos que participarán en las próximas elecciones de 2009 con suma anticipación, lo que con un poco de sentido común se concibe como una campaña electoral ¿o será acaso propaganda electoral? Es legítimo preguntarse si ambos términos significarán lo mismo o habrá alguna diferencia en uno y otro.
Apropósito del debate público que se está desarrollando con motivo de los próximas elecciones de 2009, considero manifestarme así: Soy un salvadoreño no comprometido con ningún segmento político.
Un muro se construyó en Berlín para detener la salida de la gente hacia “el reino de la libertad”. Era una obra menor comparada con la que hoy se levanta en la frontera de los Estados Unidos para impedir que miles de mujeres, hombres y jóvenes entren al “reino de la libertad”.