“Este grupo es grande en corazón, en la voluntad. Es un grupo humilde, pero guerrero, luchador, y cuando llega al terreno de juego se entrega al 100%.”
Rudis Gallo, técnico de El Salvador
Escrito por Denni Portillo
Se acabó la espera. Pasó un año como una pisada hecha en la arena de la playa. Y esa pisada hoy será cubierta con la que significa que El Salvador arranca su participación en la copa del mundo de fútbol playa que se disputa en Dubái. Costa de Marfil es el primer obstáculo.
Hace un año fue Marsella. Hoy es Dubái. Cambia el lugar, pero no el anhelo: el de la selección de fútbol playa de hacer una buena actuación y poner en alto el nombre de El Salvador. Ya lo hicieron al clasificar por segundo año consecutivo a una cita de este tipo, pero hoy la meta es más alta. El año pasado fue debutar bien, hoy es pasar la primera ronda.
El primer paso para conseguir ese objetivo se dará hoy. En la arena, más blanca y más fina pero igual de compacta, de suelo asiático los cuscatlecos —campeones de la zona de la CONCACAF— se miden a una enigmática Costa de Marfil —subcampeona de África—, debutante en estas lides.
Si la clasificación de la Azul a su primer torneo, el año pasado, fue objeto de júbilo, más lo debe de haber sido para “los Elefantes Africanos”, que consiguieron hacer realidad su sueño luego de cuatro años de intentos frustrados. Llegan como el novato, pero con deseos de escribir una sorpresa.
Pero si alguna ilusión llevan ellos, los pupilos de Rudis Gallo intentarán eliminarla como quien borra una silueta en la arena. Milimétricos han sido los planes del estratega desde que se consiguió la clasificación al torneo, y hoy hay que aplicarlos para impedir, también, que los planes de otros frustren a los que aspiran los cuscatlecos.
La primera parte del plan entra en marcha hoy a las 3 de la tarde, hora de Dubái; y 5 de la mañana en suelo salvadoreño. Mientras el sol empiece a salir en un El Salvador que ya no estará dormido, sino despierto viendo la tele para animar a sus jugadores, la Azul playera intentará sacar su primer triunfo en un torneo de esta índole.
Para ello, la tropa que Gallo mandará a la arena tendrá su pórtico asegurado, sea con Luis Rodas o con Eliodoro Portillo en el marco, dada la confianza que el técnico asegura ambos porteros, que han sido nombrados como los mejores de la región los dos últimos años, le dan al equipo.
Frente al meta, empieza el lujo, con Medardo Lobos como probable defensor, y bien franqueado en las alas por Elías Ramírez y Tomás Hernández, aunque fácilmente cualquiera de estos nombres podría cambiar por los de Israel Garay o Roberto Membreño, entre otros.
Adelante, junto con la portería, casi que los únicos puestos que son inamovibles y podrían nombrarse con los ojos cerrados. Nombres que ni en la arena se llevaría el mar: el de Agustín González. “El Tin” de La Pirraya. “El Tin” de El Salvador, máximo goleador del premundial de la CONCACAF.
Ellos cinco como titulares, más los que queden en la banca, serán los que intentarán conseguir dar el primer paso. Luego habrá que pensar en España y después en Japón. Pero eso será después, mañana y pasado mañana.
El subcampeón africano
Hoy solo hay tiempo para pensar en África. En Costa de Marfil. El debutante del “continente negro”, que llega a la cita luego de cuatro años de intentos, cuatro años de ser siempre terceros en la eliminatoria, y con el aval de ser subcampeones africanos, luego de perder la final de su eliminatoria ante Nigeria.
Algo destaca de los compatriotas de Didier Drogba: los elevados números, tanto a la ofensiva como a la defensiva, puesto que en sus cuatro partidos anotó 26 goles y recibió 27, siendo Thomas Ludovic Ehounou su principal realizador, con 13 anotaciones. La mitad de todas las registradas por su país, por lo que en él estarán, seguramente, puestas muchas de las miradas de los defensores salvadoreños.
Pero no solo ellos. Al menos, en el sitio oficial del torneo, también se menciona como jugadores a tener en cuenta dentro de los africanos a Boris Kevin Enam, su primer guardameta, y a Frederic Aka, delantero, que vendría a ser el compañero de ataque de Ehounou.
Empero, hay algo que El Salvador tiene que las demás selecciones no: la humildad de los pescadores para seguir poniendo en alto el nombre del país, que fue la consigna con la que viajaron el que ahora pareciera tan lejano viernes. La misión es avanzar de ronda.
Luego de las primeras prácticas en la arena árabe, las sensaciones que la selección cuscatleca ha despertado siguen siendo tan o más positivas que con las que se fueron.
La presencia de un grupo de salvadoreños en Dubái —no podían faltar los salvadoreños— también ha sido un aliciente extra para los futbolistas, que pueden decir no solo que se llevaron un pedazo de El Salvador con ellos, sino que también encontraron otro al llegar al continente asiático.
Ese pedazo y el que se quedó en Centroamérica volverán a latir hoy por la madrugada, cuando la pelota se eche a rodar en Dubái.
Otra vez unos humildes pescadores intentarán poner en alto el nombre del país. El año pasado fueron tres derrotas que, empero, fueron honrosas. Hoy las quieren convertir en triunfos imborrables, y otra hazaña que sea inolvidable. La Azul playera se lanza al mar. Allá van.
