El sueño se cumplió después de 20 años

19 febrero 2009 - Especiales LPG

img_2022Por Erkobolus
Desde aquella tarde de 1988, fui seducido por los acordes de un peculiar disco con una carátula futurista llamado “Somewhere in time” (que conste, ese disco había sido lanzado unos años antes, pero mi puberto cerebro no lo había asimilado), mi vida no fué la misma. A enterarme a finales del año pasado que Dickinson y sus ‘Troopers” venían a Centroamérica, di por sentado que debía estar presente.

Con ayuda de un contacto en CR me hice de la entrada y después de analizar las posibilidades de agragarme a un tour, decidí hacer todo a mi estilo furtivo. A finales del mes de febrero teniá reservados mi vuelo ( me decidí por la opción “Flight of Icarus” por motivos de trabajo) y mi estadía.

Al arribar, el pelotón de los que íbamos con la idea de decir presentes a tan peculiar evento era muy evidente. Costa Rica se había tranformado en un completo “Sea of Madness”

El día del concierto arrancó nuestra travesía desde las 6:30 a.m. iniciando la espera en el Ricardo Saprissa desde las 8 de la mañana en punto. La convergencia de almas con distintas banderas pero con un mismo sueño dejba amistades y anécdotas de todo tipo: llegamos muchos desconocidos y terminamos como “Blood Brothers”.

Fue una espera de aproximadamente 12 horas, pero no importaba al fin y al cabo “Heaven can wait” decíamos todos.

El momento de acercaba y la adrenalina del cuerpo subió al entrar al engramillado cubierto del que ha sido muchas veces patíbulo de nuestra Selección Nacional, no lo podíamos creer estábamos ahí.

La espera ya en el lugar fué más angustiosa que las 12 anteriores horas entre pruebas del sistema de audio y teloneros respetados por compromiso el escenario de 60 metros de ancho entró en la penumbra.

Se retumbo de voces cuando en los minotores aparecían en duotono, imagenes de bombarderos de la 2a. Guerra Mundial y acompañadas por las enérgicas palabras del otrora Primer Ministro de Inglaterra, Winston Churchill. Al terminar este protocolo empezó todo.

img_2043Con los primeros acordes de “Aces High” las 27 mil almas incluyendo la mía, explotamos. Fue un momento surrealista de mi vida: gritos, coros, lágrimas: una marca menos en los pendientes de mi vida.

Jamás había tenido al experiencia de un concierto en el que se cantaran a todo pulmón y de principio a fin todas las canciones: era como estar en medio de un estruendo armonizado con las notas de la Dama de Hierro. Durante dos horas y media solo fuimos “Powerslaves” del potente bajo de Steve Harris y compañía.

La intensidad crecía con cada una de las melodías que emanaban con fuerza del escenario resguardado por la figura del Faraón Eddie y se volvió una explosion cuando hizo su aparición en vivo el personaje que ha estado presente durante más de tres décadas en las portadas de los discos de Maiden: Eddie, que hizo su entrada triunfal con la figura biónica que se erguía en el cover del primer disco que escuché a conciencia: Somewhere in Time. Aquella tarde de octubre de 1988 había tomado más sentido y fuerza en mi mente. Pero aún faltaba más.

Había algo que no me permitía estar en conforme, una canción en especial, mi favorita de todos los tiempos. Al final sucedió que al terminar de cruzar este pensamiento por mi masa cerebral los altoparlantes descargaron con toda furia “Wasted Years”: canté esa canción como nunca en mi vida. Después oir, ver y gritar esta canción, el Cementerio de la  Bemeja puede acobijarme en su apacible recinto con toda tranquilidad y paz. Narrar el resto sería redundar en emoción tras emoción.

Cuando todos los hijos de Eddie salíamos aún extasiados de lo que acabábamos de presenciar, recordé que mi consigna para esa hora era “Run to the Hills” para lograr el transporte al hotel. Los demás hechos son intrascendentes para esta narración.

Durante muchos años se satanizó a este sexteto de hombres de medio siglo de edad pero cuando regresaba a mi bello El Salvador y ver cómo las nubes acariciaban la ventanilla a mi costado el único pensamiento fue salió de mi cabeza fue: “Señor, gracias or permitirme presenciar The Number of the Beast con mis propios ojos”

1 Comentarios

  1. Leidy Bleu:

    Inolvidable!!

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