Algunos peregrinos viajaron a San Salvador desde el viernes, pero muchos lo hicieron ayer en la madrugada en buses dispuestos por las parroquias y las autoridades de la catedral de San Miguel.
Héctor Rivas
Las puertas de la catedral de San Miguel fueron abiertas ayer a las 3:30 de la tarde. Antes de esa hora los feligreses estaban en San Salvador o en sus casas observando la ceremonia de beatificación del mártir Óscar Arnulfo Romero. Una vez inaugurada, los católicos migueleños comenzaron a llegar a presentarle al beato sus peticiones.
Un cuadro de mediano tamaño con un retrato del beato, ubicado a un costado de la imponente imagen de la Virgen Reina de la Paz, era el punto de atención de los peticionarios. “Tenemos otra fuente de intercesión con Dios con el nombramiento del beato Romero, por lo que creemos que con fe puede sacarnos de esta situación tan complicada de violencia que vivimos en nuestras comunidades”, manifestó Tránsito Portillo, quien fue una de las primeras creyentes que se acercó por la tarde a la basílica.
Las autoridades de la Iglesia católica en San Miguel no organizaron ningún evento alusivo a la beatificación, debido a que la mayoría de sus representantes asistieron al evento en la plaza capitalina del Divino Salvador del Mundo. Solo a las 6 de la tarde se expuso un documental sobre la vida del beato Romero en el Teatro Nacional Francisco Gavidia, ubicado atrás de la catedral.
Y aunque no fue una gran cantidad de buses, hubo mucho entusiasmo, fe y devoción entre los peregrinos que madrugaron para presenciar la beatificación del mártir migueleño. A las 3:20 de la mañana María Flores ya estaba sentada dentro de uno de los dos autobuses que las autoridades de la catedral pusieron a disposición.
Junto a una vecina, Flores no quiso perderse el evento. “Es una cita histórica que no nos queremos perder. He sido devota siempre de Monseñor Romero y me gustó siempre su lado humano. Ojalá lo pueda ver santo, pero antes no quiero perderme la oportunidad de verlo beato”, dijo.
Ella viajó en el segundo autobús que inició el recorrido frente al edificio municipal, ya que el primero salió casi a las 3 en punto, debido a la gran cantidad de personas que llegaron a abordarlo.
Las autoridades de la catedral habían dispuesto un tercer bus, pero no fue utilizado porque no acudieron más personas, quizás porque las diferentes parroquias de la ciudad organizaron viajes por su cuenta, las cuales coincidían en el horario de las 3 de la mañana. Muchas personas optaron por viajar un día antes, medida tomada también por las autoridades católicas del departamento.
El Oratorio San José organizó llevar un bus, la Medalla Milagrosa otro y la iglesia El Calvario dos, según pudo constatar LA PRENSA GRÁFICA luego de un recorrido realizado ayer en la mañana por la ciudad. La mayoría de los feligreses vistieron algún atuendo que tenía estampado el rostro de Monseñor, o algún tradicional mensaje que pronunciaba en su época.
Algunos demostraban más su entusiasmo que otros, pero todos eran conscientes de que iban a participar en un evento con trascendencia mundial. “Hemos estado en boca de todo el mundo, porque he visto noticieros internacionales donde le han dado importancia al evento. Ojalá sirva para que nos acerquemos a Dios en momentos cuando lo ocupamos, sobre todo con tanta violencia que hay”, expresó Mario Castillo, un peregrino.