Combatieron en bandos diferentes durante el conflicto armado, pero la necesidad los llevó a estar ahora haciendo frente común en pro de los excombatientes de ambos bandos.
Milton Flores
Dilio Rosales y Willian Morán, ambos lisiados de guerra, jamás en sus vidas pensaron que un día llegarían a trabajar juntos. La ideología fundamentada durante la guerra era completamente adversa.
Dilio, oriundo del cantón Cerros de San Pedro, de San Esteban Catarina, en San Vicente, tenía 12 años cuando se incorporó a las FPL, forzado, según él, como muchos por la represión que hacían los cuerpos de seguridad. En cambio, Willian Morán, nació en Nejapa, fue reclutado por el Ejército e incorporado en la 1.ª Brigada y el batallón Atlacat a los 16 años. Ambos combatieron y ejecutaron las misiones encomendadas hasta que fueron lesionados.
Rosales no se explica a estas alturas de la vida cómo sobrevivió tras la explosión de una bomba de 250 libras a escasos 25 metros. Solo recuerda que fue levantado por la onda expansiva y que despertó más tarde, pidió ayuda y fue llevado a las montañas de Chalatenango.
Morán cuenta que su lesión la sufrió luego de una misión en el cerro Guazapa, donde pisó una mina que le arrancó el pie izquierdo. En ese momento recuerda que otro compañero de él también fue alcanzado por otra mina. Para auxiliarlo, el oficial al mando le pidió que rodara hacia ellos; él solo pensaba en explotar otro artefacto y quitarse la vida.
Hoy Dilio es gerente general de la cooperativa Dimas Rodríguez y Willian es motorista en la misma. Actualmente ambos luchan por una misma causa, tener un reconocimiento para ellos y miles de combatientes de parte del Estado salvadoreño por el tiempo que combatieron.
Los excombatientes aseguran haber dejado atrás los ideales y el odio que en su momento los enfrentó. Ahora combaten en una trinchera en común y manifiestan ser un ejemplo de reconciliación, el verdadero propósito de la paz.